Meghan Markle reveló en su nueva serie de Netflix, “Con amor, Meghan”, que prefiere utilizar el apellido Sussex en su día a día. La duquesa de Sussex, quien recibió este título al casarse con el príncipe Harry en 2018, confiesa que no había comprendido completamente la importancia de su apellido hasta que comenzó a criar a su familia.
En un episodio de su programa, Meghan comparte un momento con su amiga y actriz Mindy Kaling mientras cocinan juntas. Durante la conversación, cuando Kaling se refirió a ella como “Meghan Markle”, la duquesa la corrigió amablemente: “Qué gracia que sigas diciendo Markle. Sabes que ahora soy Sussex”.
Meghan explicó que el cambio es personal y está profundamente ligado a su familia.
“Cuando tienes hijos, piensas: No, yo quiero compartir mi nombre con mis hijos”, comentó la duquesa, destacando cómo el apellido Sussex simboliza la unión entre ella, el príncipe Harry y sus hijos, el príncipe Archie y la princesa Lilibet.
Previo al lanzamiento de “Con amor, Meghan”, la duquesa también abordó este tema en una entrevista con la revista People. “Me encanta que eso sea algo que Archie, Lili, Harry y yo tenemos en común”, expresó. “Significa mucho para mí”.
Uso de un título real
El uso de un título real como apellido es una tradición arraigada en la familia real británica, permitiendo a los miembros jóvenes cierta normalidad en entornos como la escuela. Por ejemplo, el príncipe Harry era conocido como “Harry Gales” en Eton, en referencia al título de príncipe de Gales que ostentaba su padre, el actual rey Carlos III. Su hermano, el príncipe Guillermo, utilizó el apellido “Gales” en la universidad y durante su servicio en la RAF. Asimismo, los hijos del príncipe Guillermo, George, Charlotte y Louis, han usado el apellido Cambridge en el colegio y ahora emplean “Gales” tras el ascenso de su padre a príncipe de Gales.
Originalmente, los hijos del príncipe Harry y Meghan fueron registrados como Archie Mountbatten-Windsor y Lilibet Mountbatten-Windsor. Este apellido proviene de un decreto de la reina Isabel II del 8 de febrero de 1960, que estableció que sus descendientes llevarían el nombre de la Casa Windsor junto con el apellido Mountbatten, en honor al príncipe Felipe.
En su momento, el Palacio de Buckingham explicó que esta decisión era de gran importancia para la monarca.
“La reina siempre ha querido, sin cambiar el nombre de la Casa Real establecida por su abuelo, asociar el nombre de su esposo al suyo propio y al de sus descendientes. La reina ha tenido esto en mente durante mucho tiempo y es algo que está muy arraigado en su corazón”, declaró la institución.