Se aburren solo con mirar el tablero
Agustina Herrera tiene 30 años de vender billetes, y confirmó que los jóvenes llegan, miran y no compran. Aquellos que lo hacen piden cualquier y casi siempre son billetes.
Herrera aseguró que algunos se han parado frente a su tablero a preguntarle qué les aconseja comprar, lo que deja claro que no lo hacen a menudo.
En cuanto a los nuevos juegos de azar como el raspadito, aseguró que han tenido algo de problemas, pues llegan niños de hasta cinco años a comprar, ellos lo venden porque es un juego sin límite de edad, pero sienten algo de recelo.
Aquellos niños lo hacen mandados por su padres y lo toman como una forma de diversión, ya que los pequeños les llama la atención comprar y raspar para ver qué sale.
La ventaja es que al ganar en denominaciones pequeñas las personas deciden seguir apostando allí mismo y compran más. Así es como ganan más clientes, sobre todo jóvenes.