Leopoldo Luque, el neurocirujano que trató a Diego Maradona las semanas previas a su muerte el pasado noviembre, declaró este lunes ante la Justicia imputado por un presunto "homicidio simple con dolo eventual".
Luque, señalado por familiares de Maradona como su médico de cabecera, fue el séptimo y último imputado que declaró ante la Justicia en la causa de la muerte del astro del fútbol.
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Los otros imputados son la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz, la médica que coordinaba los cuidados domiciliarios Nancy Forlini, el coordinador de los enfermeros Mariano Perroni, y los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid.
Este delito prevé una pena de entre 8 y 25 años de cárcel.
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"Hoy declara él. Sacada es poco. Quiero verlo preso, a él y a toda su banda de lacras. Me gustaría estar ahí para mirarlo a los ojos", escribió en su cuenta de Instagram Gianinna Maradona, la hija mayor del exfutbolista.
Amistad
Luque negó en reiteradas oportunidades ser el médico de cabecera de Maradona y aseguró que el campeón del mundo en México 1986 le hacía caso en cuestiones médicas porque eran "amigos".