La guerra atrapa en Turquía a niños nadadores discapacitados de Ucrania
Nadar, entrenar, pasar el tiempo y tratar de no pensar en la guerra y en sus familias. Es el objetivo de un equipo ucraniano de natación, formado por menores discapacitados, que lleva diez semanas en Estambul sin poder regresar a su país.
Llegaron a la ciudad turca el 17 de febrero para participar en un campo de entrenamiento de dos semanas y preparar el campeonato nacional ucraniano previsto para marzo. Una semana más tarde empezaron a caer bombas rusas en Ucrania. No pudieron volver.
"Es una sensación extraña, no puedes regresar a casa, no sabes qué pasará en el futuro, no sabes dónde están tus padres y amigos, qué les pasa... Esto es difícil para el cerebro, estamos agotados con todo eso", dice a Efe el nadador Kyrylo Garashchenko.
El deportista, de 24 años, con discapacidad visual, ganó la plata y el bronce en los juegos paralímpicos de Tokyo 2020, y ahora se prepara para el campeonato mundial que se celebrará en junio en Madeira.
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No se sabe cuándo podrán regresar, lamentan los deportistas, todos oriundos de Zaporiyia, una ciudad de unos 700.000 habitantes en el sureste de Ucrania.
A inicios del pasado marzo, las tropas rusas tomaron la central nuclear de Zaporizhiya, situada medio centenar de kilómetros al sur de la ciudad, pero no atacaron la urbe.
ApoyoEl club de fútbol de Kasimpasa, que actualmente ocupa el puesto 11 en la Superliga turca, ofrece a los siete deportistas y sus tres entrenadores alojamiento en sus instalaciones deportivas y tres comidas diarias.
Las autoridades municipales han puesto a disposición de los nadadores la piscina municipal para cuatro sesiones de entrenamiento a la semana.