La lucha 'titánica' por el deporte LGTBI inclusivo en España
"La homofobia en el deporte existe y es una lacra con la que se vive día a día", afirma Daniel Naranjo, jugador del equipo de rugby Madrid Titanes, uno de los cinco clubes LGTBI inclusivos de la capital española que forman parte de la asociación Deporte y Diversidad (DyD).
Y la "lgtbifobia" no es "solo meterse con alguien del colectivo”, apostilla Naranjo en declaraciones a EFE haciendo alusión a que no solo las agresiones e insultos a personas LGTBI son condenables, sino también la estigmatización o la lgtbfobia interiorizada.
El equipo masculino de rugby, que incluye jugadores de diferentes edades y sexualidades y que lucha abiertamente contra la discriminación en el deporte, abandera campañas como #partidossinlgtbifobia, que encabezó el pasado febrero coincidiendo con la celebración del día internacional contra la lgtbifobia en el ámbito deportivo, y a la que se sumaron todos los clubs españoles.
CampañaAsociaciones y deportistas de élite como el waterpolista Víctor Gutiérrez, el nadador Carlos Peralta o la capitana internacional de rugby Bimba Delgado se unieron también a la campaña de visibilidad e igualdad del colectivo en el deporte.
La diversidad traspasa cada año más fronteras, de hecho, 163 deportistas lgtbi hicieron historia en los últimos juegos olímpicos de Tokyo 2020, los primeros juegos que contaron con una persona trans, la halterófila Laurel Hubbard.
Miedo a perder "contra los mari..."En su conversación con EFE, Naranjo remarcó que "el rugby es un deporte de valores" en el que el "respeto es fundamental", aunque lamentó que no exista un mayor número de deportistas de élite que puedan ser referentes para otros.
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El miedo es una de las principales causas: "hay casos concretos de deportistas que después de haber hecho pública su sexualidad han tenido que abandonar el deporte. Hay miedo a que te rechacen tus compañeros, tus entrenadores, incluso de perder patrocinadores".
De hecho, el deportista recuerda que al principio ningún equipo quería "perder contra los mari...", llegando a bajar a jugadores de primera a otras divisiones para impedirlo.
Por eso, es vital "visibilizar y concienciar" tanto a las nuevas generaciones como a los más mayores, dijo.
Motor socialEsta opinión la comparte Marta Santiago, exjugadora y entrenadora de baloncesto del CD Alameda, equipo de la localidad española de Cornellá de Llobregat, en la provincia de Barcelona, que cree en los cursos de formación de temática lgtb a entrenadores y directivos para atajar el problema.
"Se pueden incluir medidas en la normativa, pero cuando te gires o no lo puedas vigilar, igual no se cumplen", indica a EFE Santiago.
La entrenadora cree en el potencial del deporte como "motor social" y opina que la diversidad sexual está mejor aceptada en el deporte femenino, pero que el estigma continúa con la apariencia física de las jugadoras.
"Cuando el aspecto no es normativo o femenino se oyen muchos comentarios que rozan el insulto" señala. Santiago asegura conocer de primera mano casos de patrocinadores de equipos de fútbol que prohibían a las jugadoras darse muestras de cariño en público con sus parejas mientras estuviesen en la ciudad deportiva.
"Mi padre no me dejaba jugar por si me volvía lesbiana"Diana Camila Atehortua, colombiana residente en el archipiélago atlántico español de Canarias desde hace años, es también entrenadora, en su caso de fútbol.
En conversación con EFE destaca lo que le dijo una de sus jugadoras: "Estaba deseando jugar, mi padre no me dejaba por si me volvía lesbiana".
De su etapa como futbolista, Atehortua recuerda cómo el entrenador les remarcaba que no podía haber relaciones de pareja entre las jugadores para no afectar al equipo".
"Sin embargo a los chicos no les dijeron nada", finaliza.