El mundo se detuvo, en ese momento solo existían su amada madre y él. Mientras abrazaba y miraba fijamente a la mujer que lo llevó en sus entrañas, le dedicó unas palabras que hicieron que inundara de lágrimas sus ojos.
Oderay de Escobar se secó las mejillas mientras se ahogaba en sentimientos, y no era para menos, pues su "bebé", como suele llamar a Fidel Escobar, la hizo sentir la madre más feliz del universo, tras escuchar a su hijo decirle: "Para este día especial, quiero pedirte que sigas siendo esa madre ejemplar para mí, la que siempre me apoyó desde chico, la que siempre ha estado en las buenas y en las malas. Conseguí mi objetivo gracias a ti y espero que pases un día excelente".
La orgullosa madre, quien vestía la camiseta de la selección de Panamá, hizo un llamado a sus recuerdos, a la vez que algunos residentes de la barraca 8A36 de El Chorrillo prestaban atención a la entrevista y otros aplaudían.
"Desde niño le gustó el fútbol, pateaba cajetas, bates y balones, todo lo que veía lo pateaba y así, zapatilla que se le compraba, zapatilla que dañaba. Siempre lo apoyé, al igual que su padre, en todo. De niño le decía: 'no puedes ser uno del montón, tienes que dormir temprano y prepararte'", confesó Oderay, sentada en una silla en el patio de la barraca.
También comentó que cada vez que Fidel juega con la Roja, hay fiesta, es un día diferente para esta amable familia. "Cada vez que Fidel golea o gana la selección, lanzo fuegos artificiales. Soy una madre muy orgullosa, ha valido la pena todo lo vivido. Se me eriza la piel y se me aprieta el pecho cuando lo veo jugar", sostuvo, mientras los ladridos de un perro opacaban su voz.
Y no todo ha sido color de rosas porque, en algunos momentos, esta guerrera ha tenido que estar firme para aconsejar, guiar y ayudar al jugador del New York Red Bulls de la MLS, como en aquel episodio cuando fue sacado de una concentración de la Roja por actos de indisciplina.
"Cuando pasó eso, como mamá me dolió, él vino a la casa y nos abrazamos, pero él me prometió que no volvería a pasar porque sabía que tenía un futuro por delante", aseguró.
Criarlo en un lugar donde reina la delincuencia no fue una tarea fácil, pero como dice una popular canción: 'No todo lo que viene del gueto es malo'.
"Ni una mamá quiere que su hijo vaya por el mal camino, fue difícil criarlo aquí, pero siempre su padre y yo estuvimos pendientes de él, hasta de sus amistades, por eso siempre digo juntos, pero no revueltos", agregó.
Por último, manifestó que para este día especial no espera nada material del defensor y solo quiere como regalo algo que el dinero no puede comprar.
"Le pido a Dios que me dé vida y salud para seguir con él. Le pido a Fidel que siga triunfando, dándome su cariño, que no deje de ser humilde, y a las demás madres, que pasen un feliz día y si tienen a un hijo que le guste el fútbol, que lo apoyen", expresó.
22
años de edad tiene el defensor Fidel Escobar.
1.81
metros de estatura mide el jugador de la selección de Panamá.