La 'burbuja' donde se blindan y toman forma los planes de la selección panameña para su larga y difícil andadura hacia el Mundial de Catar no podría tener mejor nombre: Buenaventura.
Así se identifica el hotel que desde el 24 de agosto se convirtió en la base de trabajo de 31 jugadores escogidos por el nuevo entrenador, el hispano-danés Thomas Christiansen, para encarar el desafío de llevar a una renovada selección de Panamá a su segunda Copa del Mundo de mayores, tras la experiencia en Rusia 2018.
Por causa de la pandemia del nuevo coronavirus, así ha comenzado la 'era europea' del fútbol panameño.
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Christiansen y sus jugadores conviven hace más de diez días en una 'Burbuja'.
El Buenaventura Pacific Sports Center, que sirve de campamento de los panameños está situado en Penonomé, Coclé.
Allí, la buenaventura de los jugadores se vislumbra entre rigurosísimos controles de aislamiento y bioseguridad.
Christiansen y sus nuevos pupilos disponen en su 'burbuja' de una pequeña cancha de fútbol, así como gimnasio y piscina que son empleados para los trabajos físicos y de recuperación, que suelen hacerse en la tarde, luego del entrenamientos en un campo reglamentario de césped natural, como lo ha pedido el técnico.
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El trabajo en Penonomé comienza desde las seis de la mañana. Los 31 jugadores y los integrantes de la comisión bajan de sus cuartos para tomar el desayuno.
Luego abordan al menos dos autobuses, para preservar la distancia personal, y toman dirección al campo de juego, en el estadio del Club Deportivo Universitario, no sin antes haber pasado por ritual ya habitual de desinfección de manos, toma de temperatura y uso de mascarillas.
Son aproximadamente 30 minutos de recorrido hasta el lugar de entrenamiento, un viaje ameno y tranquilo para los jugadores en el que escuchan canciones cristianas, preferiblemente.
Al llegar al estadio toda equipación de trabajo está lista.
Los miembros de la comisión técnica son los primeros en descender para revisar el terreno y animar la salida de los suyos a los gritos de "¡Vamos, vamos, vamos equipo!".
Pero antes de la acción, el grupo se concentra para una oración.A continuación los jugadores terminan por ajustar los dispositivos GPS, protegen la piel con bloqueador solar y corrigen la postura de sus vendas.
El trabajo por grupos va ganando intensidad a medida que avanzan las estaciones previamente establecidas.
La repetición de conceptos y jugadas como antídoto para las fallas se suceden durante la sesión a la voz constante a sus dirigidos de "¡ejecutemos bien!".
Peticiones
"Debemos ser mejores en la toma de decisiones y evitar las pérdidas de balón lo más que podamos", alerta Christiansen, quien en el comienzo de su carrera como futbolista, a los 19 años, fue convocado por la selección española sin haber debutado hasta entonces en Primera División.
El estilo del exdelantero, quien residió en Panamá algunos años de su infancia debido al trabajo de su padre, incluye posesión del balón, búsqueda de espacios con sorpresa, rápidas salidas por las bandas, cambios de ritmo sin dejar de privilegiar la técnica, y alta presión.
"Queremos tener la posesión y buscar espacios. Estiremos, presionemos y juguemos. No podemos fallar. Comodines, busquen salida", insiste en los partidillos que en el final de la sesión ordena jugar en espacios cortos.
Protocolo
De vuelta a los vehículos, los jugadores pasan por el ritual de desinfección de manos, toma de temperatura y puesta de los barbijos.
En forma simultánea los asistentes van recogiendo equipos, balones, conos, neveras y botellas. Y antes de partir de vuelta a Buenaventura, el área queda limpia.
Ya en la 'burbuja' que sirve de casa a la Roja, tras el almuerzo la plantilla se refugia en sus habitaciones para el descanso y vuelve al trabajo a la 5.00 p.m. con una sesión de recuperación en la piscina y acondicionamiento en el gimnasio.
Luego de la cena, que se da sobre las 8:00 p.m., el grupo interactúa hasta las 10:00 p.m., momento en que se encierran en sus habitaciones y se apagan las luces en la burbuja panameña.
Rigurosísimos controles de aislamiento y bioseguridad.
El 'profe' tiene sus objetivos claros a la hora de trabajar.
24
de agosto comenzaron los trabajos.
6
de agosto firmó Christiansen su contrato.