Adán Pimentel, un padre abnegado y amante de la agricultura que refleja los valores del programa Redes de Familia
Sus hijas lo describen como un papá luchador que les ha dado todo, mientras que su esposa Vielka Martínez se siente orgullosa de él, porque divide su vida entre las dos cosas que más ama: ser papá y cultivar la tierra.
Adán Pimentel luce un sombrero a la “pedrá” que deja entrever sus raíces interioranas. Se considera un papá versátil y diestro en el campo de la agricultura. Pila y tuesta café, cría gallinas y tiene un huerto con una diversidad de rubros como: pepinos, tomates, camotes, cebollinas, maíz y culantro, los cuales obtuvo con semillas certificadas. Además, posee un estanque donde cultiva peces. Queda claro que no hay trabajo que este capireño deje de hacer por el bienestar de su familia y sus dos hijas.
Hace dos años ingresó al programa Redes de Familia del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), donde aprendió a desarrollar una agricultura sostenible, que le permitió aplicar técnicas amigables con el medio ambiente, la biodiversidad y la capacidad natural de la tierra.
En 800 metros cuadrados logró sembrar más productos de los que antes cultivaba con los métodos tradicionales. Esto en gran medida se debe a las constantes capacitaciones que ha recibido y la ayuda técnica que le ha proporcionado el programa Redes de Familia, que beneficia a más de 998 familias en la provincia de Panamá Oeste.
Su emprendimiento se desarrolla en la comunidad La Negrita, en el corregimiento Colmena de El Cacao, donde la incidencia de personas en situación de pobreza es del 78.4%, de acuerdo con el Índice de Pobreza Multidimensional por corregimiento del 2019 (IPM-C). Adán se considera un agricultor de “pura cepa”. El amor por la tierra lo lleva en la sangre, se crio entre parcelas y los huertos de su familia, que le enseñó que el trabajo duro tiene sus recompensas.
Pero también se describe como un padre abnegado y amoroso. Recuerda que la mayor alegría que ha experimentado fue hace 14 años, cuando acobijó en sus brazos, por primera vez, a su hija Lisbeyka. Fue una sensación inolvidable, que repitió cuatro años después al recibir a su segunda hija, Lissi. La paternidad le cambió la vida y le enseñó a no detenerse y seguir avanzando tanto como pueda.
A sus 44 años de edad sigue aprendiendo. A través de las Escuelas Campos, conocidas también como parcelas demostrativas, los ingenieros agrónomos del MIDES y de otras instituciones lo están educando continuamente sobre los pormenores de la agricultura.
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Destaca que mientras sus hijas están en las escuelas recibiendo clases de matemáticas, español y geografía, él aprende que los camotes se siembran con 20 centímetros de distancia; que entre cada planta de cebollina debe haber 10 centímetros y que las matas de tomates se siembran con 60 centímetros de distancia entre cada una.
También aprendió a convertir un área fangosa en un estanque productivo y a conocer las dimensiones que debe tener, que a los 800 peces que tiene se les debe alimentar dos veces al día y que, al término de los seis meses, cada pez logra un peso de dos libras, el ideal para cosecharlos.
Aquí también le enseñaron a elaborar abonos e insecticidas orgánicos con gallinaza, estiércol, viruta de frijol, ceniza de fogón, afrecho de arroz y carbón.
Relata que, aunque solo llegó hasta sexto grado, espera obtener en la “Escuela Campo” una certificación más allá de cualquier título. Hoy, ya lo está logrando.
Pero este hombre de campo, que se gana la vida entre faena y faena, se desprende de cualquier prejuicio cuando se trata de compartir con sus hijas. Disfruta peinarlas, hacerles moñitos, prepararlas para el colegio y ayudarlas en sus tareas.
Redes de Familia, un programa que ataca la pobreza y la desigualdad
La ministra del MIDES, María Inés Castillo, calificó las “Escuelas Campos” del programa Redes de Familia como espacios donde hombres y mujeres se están empoderando, logrando habilidades que fomentan una economía doméstica dinámica, con el fin de promover un desarrollo social en las áreas rurales de todo el país.
Destacó que, a través del Plan Colmena, la Estrategia de Estado en la lucha contra la pobreza y la desigualdad, el Gobierno Nacional está invirtiendo en programas y acciones para las personas que más lo necesitan, como la asistencia técnica, materia prima y apoyo logístico a aquellos panameños y panameñas que viven en estado de vulnerabilidad.
“El caso de Adán es un claro ejemplo que a través de Redes de Familia le estamos enseñando a los beneficiarios a pescar y no sólo a recibir el pescado, para desarrollar sus habilidades y destrezas, y eso genera emprendimientos sostenibles”, enfatizó la ministra Castillo.
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Acotó que en el país operan 9,197 Redes de Familia, de las cuales 7,487 pertenecen a la inclusión productiva agropecuaria (agrícola y avícola) y 1,710 son de inclusión productiva de otros proyectos (modistería, tembleques y panaderías).
En la administración del presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, se ha invertido más de 3.2 millones de balboas en Redes de Familia, programa que está distribuido a lo largo del país en 10 provincias, 5 comarcas, 59 distritos y 197 corregimientos. Dentro de los 197 corregimientos atendidos a nivel nacional, 155 se encuentran dentro del Plan Colmena.