Un grupo de 30 mujeres de una remota zona cafetalera de Panamá, en la región fronteriza con Costa Rica, son apoyadas por el Ministerio de Ambiente de este país en la producción de un "café sensible", con variedades resistentes a la crisis climática, informó este sábado una fuente oficial.
La iniciativa emprendedora de estas mujeres, todas residentes del distrito de Renacimiento en la provincia occidental de Chiriquí, se enmarca en la llamada "cuarta ola de café" o generación del café sensible, que surge a nivel internacional ante las amenazas que afectan la producción cafetalera mundial como las lluvias, cambios en la temperatura y las plagas.
De lo que se trata, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), es buscar variedades resistentes a la crisis climática y trabajar en adecuar las fincas para que haya un equilibrio con los ecosistemas naturales, e insertar nuevas prácticas sostenibles.
Es así que desde hace siete años la entidad orienta a este colectivo de mujeres en buscar variedades de café como Obata, Tupi Marsellesa, Catuai SH3, Iapar, todas aprobadas por el Instituto de Café de Costa (ICA), tolerantes y resilientes al cambio climático y a la roya, principal enfermedad que afecta a estos cultivos.
Cada una de las 30 mujeres que han emprendido en esta iniciativa cuenta con cultivos de café en sus casas o fincas, y se espera que en unos dos a tres años se pueda obtener la primera cosecha, tomando en cuenta que las parcelas son relativamente nuevas, indicó MiAmbiente.
El café representa apenas el 0,4 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Panamá, pero gracias a la producción de cafés especiales como el geisha que este 22 de septiembre batió un nuevo récord al alcanzar 2.568 dólares por libra, el país centroamericano ha entrado en el mercado de lujo cafetero, especialmente en Asia.
EL PROYECTO
Renacimiento, donde se desarrolla este proyecto, es una zona de gran altura y con un microclima templado ideal para la producción de café de calidad, una de sus principales actividades económicas.
"A raíz de la caficultura se mueve el transporte selectivo, colectivo, las bombas de combustible, los agroquímicos, los almacenes, entre otros aspectos de este negocio que da realce a la economía del sector", afirmó Digna Núñez, productora de café del lugar.
Núñez destacó que fue en un encuentro internacional con mujeres de la industria cafetalera que supo de esta nueva tendencia de equilibrar la producción de café con los ecosistemas naturales y su impacto en el ambiente, calidad de vida y seguridad alimentaria.
En ese convivio, Núñez se enteró que había mujeres en otros países que estaban organizadas y se trajo la idea.
"Somos productoras, tenemos viveros, tenemos buena mano e ideas para producir, claro que podemos tomar este reto", dijo Núñez, pero reconoció que "no es fácil" ya que incluye limpieza, fertilización, control de enfermedades y tomar decisiones sobre los riesgos.
También se reforesta para aumentar el bosque con especies que mejoren los suelos y así abastecer las cuencas hídricas.
Rosa Suira, propietaria de la finca modelo Las Heliconias, dice ser testigo de los "drásticos" cambios que se han dado en la zona a raíz del calentamiento global.
Es por ello que Suira indicó que en su finca usan abono orgánico, tienen variedad de heliconias y bambús, árboles que son retenedores de agua, y explicó que "precisamente" la inserción de los sistemas agroforestales dentro de las parcelas de café permite el menor uso posible de químicos para evitar el deterioro del suelo.
"El desarrollo de este cultivo utilizando sistemas agroforestales, con enfoque de soluciones basadas naturaleza y la inclusión de buenas prácticas son condiciones favorables que contribuyen a mitigar los efectos de cambio climático, ya que incorpora el componente arbóreo que captura CO2", dijo por su parte Ligia Castro, directora de Cambio Climático de MiAmbiente.
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