A partir del 1 de agosto y hasta el 30 de noviembre de 2020 entrará en vigor un nuevo periodo para acatar las recomendaciones anuales de velocidad y tráfico marítimo establecidas por la Organización Marítima Internacional (OMI) desde el año 2014, que limita a 10 nudos la velocidad de navegación de las embarcaciones por las áreas establecidas. Este periodo coincide con el inicio de la temporada de migración de cetáceos y el avistamiento por las aguas de Panamá.
Panamá cuenta, desde el 1 de diciembre de 2014, con dispositivos de separación del tráfico marítimo (TSS, por sus siglas en inglés) ubicados en Cristóbal, en el Mar Caribe y la costa del Océano Pacífico, ambos en las rutas de navegación de las entradas al Canal.
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Es por ello, que el Canal de Panamá reiteró a sus clientes la necesidad de acatar los esquemas de TSS establecidos por la OMI en las zonas de convergencia y de gran densidad como medida para preservar las ballenas. Durante la vigencia de la normativa los buques que van a transitar el Canal deben limitar a 10 nudos la velocidad de navegación por las áreas establecidas, como menciona la norma.
Esta medida aumenta la seguridad de la navegación en las zonas de convergencia y de gran densidad de tráfico, al igual que aquellas donde la libertad de movimiento de los buques se ve disminuida por restricciones de espacio, obstáculos para la navegación, limitaciones de profundidad, condiciones meteorológicas desfavorables, aprovechamiento de recursos pesqueros, áreas costeras y la presencia de especies marinas sensitivas y de importancia para la protección de especies y sus hábitats.
De esta forma el Canal de Panamá reafirma su compromiso con una sostenibilidad a largo plazo promoviendo la conservación de los cetáceos mediante un llamado al seguimiento de las recomendaciones y guías establecidas por los dispositivos de tráfico marítimo existentes, dijo el administrador Ricaurte Vásquez Morales.
Es necesario, dijo el Administrador, prevenir las colisiones de los cetáceos con las embarcaciones y continuar las buenas prácticas ambientales de las navieras que recorren los océanos.
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Desde que estos dispositivos fueron puestos en práctica se ha logrado reducir de forma considerable las colisiones de ballenas jorobadas y de otros tipos, con los buques, al tiempo que se ha mejorado la seguridad marítima y el control de las embarcaciones que transitan por las aguas jurisdiccionales de Panamá.
Es así como mediante el trabajo en conjunto y un enfoque integral, la Ruta Verde de Panamá, promueve la preservación de la Biodiversidad y contribuye en los esfuerzos nacionales e internacionales de conservación establecidos por la Organización Marítima Internacional y el Transporte Marítimo Internacional.