Con el lavatorio de los pies del Cristo de Esquipulas se iniciaron este sábado 6 de enero, las actividades religiosas en conmemoración al Cristo de los milagros y cuya agua del lavado de sus pies resulta milagrosa, según los creyentes.
A las 12:00 medio día de este sabado arrancó la misa en la Iglesia de Antón, presidida por el párroco de Antón Teobaldo Quirós, quien hizo el llamado a proteger el agua que es vida y que es fuente para la salvación.
"Jesús les lavó los pies a los discípulos en señal de amor y esta ceremonia se realiza todos los años en la Iglesia de Antón, porque es el mensaje de Cristo para limpiar nuestro corazón y mente", dijo el padre Teobaldo.
Una vez culminó la ceremonia religiosa a la 1:00 de la tarde, el sacerdote dio la orden a los Hermanos del Cristo, una agrupación antonera para que cuidadosamente bajaran al Cristo de su camarín, en donde reposa todos el año.
En el centro de la iglesia el padre esperaba que llevaran la imagen del Cristo para dar el lavado de los pies y el agua que caía era apañada en un canoa como señal de que el Cristo llegó del mar.
El agua es considerada bendita por los devotos que esperaban para recibir un poco para llevar a sus casas para bendecirlas y para sanar enfermedades.
Una vez el padre Teobaldo lavó los pies del Cristo de Esquipulas de Antón, correspondió a tres mujeres, que por años han sido devotas, cambiar el sudario, potencias y cabellera del Cristo donadas por fieles creyentes por favores recibidos o por alguna petición en especial.
El acto duró casi 45 minutos, pues la imagen es muy delicada y el trato debe ser especial, mientras que cientos de devotos esperaban la orden del sacerdote para poder tocar al Cristo que es considerado el milagroso a nivel mundial.
Una vez las Hermanas del Cristo culminaron con el acto ceremonial de cambio de sudario, cabellera y potencias se dio la orden para que de manera ordenada cada fiel que lo deseaba pudiera acercarse a la imagen y mientras unos cantaban, otros lloraban y oraban por haber sido sanados en el mismo momento de haber tocado la imagen milagrosa.
En la parte lateral de la Iglesia había una enorme fila de creyentes con botellas y vasijas esperando que les dieran el agua bendita, producto del lavatorio de los pies del Cristo, pues hasta la consumen para sanar el alma y el cuerpo.
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