Desarrollo de capital humano y calidad de empleo, los retos de Panamá, según Banco Mundial
La economía de Panamá creció un 10,8 % en 2022 y un 15,3 % en 2021, dejando atrás la debacle por la pandemia, que derrumbó en 2020 el PIB en un 17,9 %.
Un informe del Banco Mundial (BM) divulgado ayer, jueves reconoce el crecimiento alcanzado por Panamá en los últimos años, pero al mismo tiempo señala que debe mejorar la calidad del trabajo y del capital humano, que afectan la reducción de la pobreza y la desigualdad.
En ese sentido, en su nuevo estudio ‘Panamá: del Crecimiento a la Prosperidad’ el BM hace énfasis en los desafíos que enfrenta Panamá en materia de productividad y desarrollo de su capital humano, así como la calidad del empleo y la formación de los jóvenes panameños.
El reporte pone atención en este hecho al destacar que el Índice de Capital Humano (ICH) no ha mejorado en la última década, siendo uno de los más desiguales con respecto a otros países con ingresos similares.
Este índice, según el informe, muestra que «la productividad de las futuras generaciones podría alcanzar solo la mitad de su potencial actual, lo que podría costar al país hasta un 50 % de su ingreso futuro», evidenciando la necesidad de «invertir en educación y la calidad del empleo para impulsar el crecimiento económico a largo plazo».
Es así que a pesar de un crecimiento sostenido de los ingresos laborales del 2,2 % anual entre 2001 y 2023, el informe destaca que el Índice de Calidad del Empleo ha disminuido en la última década más rápidamente que en otros países de la región, afectando a los hogares de bajos ingresos.
La economía de Panamá creció un 10,8 % en 2022 y un 15,3 % en 2021, dejando atrás la debacle por la pandemia, que derrumbó en 2020 el PIB en un 17,9 %.
«Panamá ha mostrado un rápido crecimiento económico en los últimos años; no obstante, mejorar la calidad del empleo y abordar las desigualdades en el mercado laboral son esenciales para ampliar las oportunidades de las personas para salir de la pobreza», dijo Oscar Calvo-González, director de Prosperidad para América Latina y el Caribe del BM, según un comunicado del organismo internacional.
Para superar estos retos, afirmó Calvo-González, «es clave que el país continúe invirtiendo en educación de calidad y en capacitación alineadas con las demandas del mercado laboral».
El alto directivo del BM recomendó a Panamá la promoción de políticas dirigidas a reducir «las brechas territoriales y étnicas para lograr un crecimiento sostenido que beneficie a todos los panameños».
Retos de cobertura educativa y desigualdades laborales
El Banco Mundial indica en su reporte que en 2023, cuando la pobreza en el país alcanzó el 21,7% y la pobreza extrema se situó en el 9,6 %, el 40 % más pobre de la población participó mayoritariamente en empleos informales.
El estudio también resalta que si bien Panamá ha tenido avances en la expansión del acceso a la educación, persisten retos en la cobertura educativa entre los hogares de menores recursos lo que «limita el acceso a mejores oportunidades laborales».
El documento señala que igualmente son limitadas las perspectivas de que al acceder a la educación superior se logren mejores empleos, ya que solo «el 20 % de los jóvenes obtienen un título de educación terciaria, y las carreras ofrecidas requieren actualizarse a las demandas del mercado laboral».
Los datos contenidos en el análisis del BM revelan igualmente «importantes desigualdades» en el mercado laboral, al detallar que en 2023 los trabajadores menos calificados tuvieron ingresos «hasta un 74 % más bajos que aquellos con educación terciaria».
Estas desigualdades, apunta el BM, afectan especialmente a las poblaciones indígenas, cuyos ingresos fueron un 36% más bajos que los de las poblaciones no indígenas.
El reporte concluye que para que Panamá logre un «crecimiento sostenible e inclusivo que reduzca la pobreza y la desigualdad, el país puede priorizar tres áreas clave» que empezarían por «cerrar las brechas territoriales y étnicas mediante el acceso a infraestructura y servicios básicos en áreas rurales y comarcas».
En ese mismo camino seguiría «impulsar la acumulación de capital humano y la generación de empleos productivos a través de mejoras en la educación, la salud y programas de capacitación alineados con las demandas del mercado laboral; y fortalecer la resiliencia de los hogares frente a amenazas naturales».