Quedarse sin empleo es una situación que afecta a toda la familia, y si no se cuenta con ahorros suficientes, las finanzas se descontrolan y la economía en el hogar pasa por dificultades hasta que se logre un nuevo empleo que permita cubrir los gastos cotidianos.
Si en tiempos normales esta fase suele ser complicada, el panorama empeora en tiempos de pandemia, cuando las posibilidades de conseguir una nueva oportunidad laboral se reducen.
La pérdida de empleo es una circunstancia que golpea tan fuerte mentalmente, que expertos catalogan el sentimiento parecido al que se siente cuando fallece un ser querido y por ello, independientemente de cuál sea la causa, la persona necesita tiempo para recuperarse y prepararse para la nueva realidad.
En estos casos donde la pérdida del empleo ocurre por motivos ajenos al trabajador, se producen mayores sentimientos de impotencia y frustración ante el hecho. El asalariado que pierde el empleo debe enfrentar una dura realidad económica, además de la decepción y temor que le produce empezar de nuevo. Cuando la persona pasa de cierta edad, la frustración suele ser mayor, explica la Fundación Piero Rafael Martínez De La Hoz, que se especializa en el tratamiento del duelo en sus distintas fases y causas.
De hecho, la fundación resalta que la incredulidad, ira, frustración, baja autoestima, culpabilidad, temor, ansiedad, resignación y visión futurista, son las reacciones más comunes por la pérdida o abandono del empleo.
Millones de personas sin empleo
A causa de la pandemia del coronavirus, millones de personas en todo el mundo se han quedado sin empleo y Panamá no escapa de esta realidad. De hecho, el más reciente registro legal que mantiene el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) en su base estadística son las suspensiones o reactivaciones con un total de 281,626 contratos suspendidos y 55,163 reactivados, hasta el 14 de septiembre de 2020. Unas 20,149 empresas en Panamá han solicitado trámites para contratos suspendidos y 4,440 reactivados.
Vinícius Pinheiro, director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe detalla que el aumento de la desocupación ha batido un récord histórico de 41 millones de desempleados, lo que sin dudas repercute en la estabilidad económica y social de los países de la región.
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De hecho, según la OIT existe un aumento de personas que buscan empleo y no lo consiguen, de 26 millones antes de la pandemia pasó a 41 millones en 2020. Además que se enfrenta el deterioro de la calidad de los puestos de trabajo y de la reducción de los ingresos de los trabajadores y de los hogares.
Alrededor del 60% de los ocupados en América Latina y el Caribe se encuentran expuestos a significativas pérdidas de empleo, de horas trabajadas y de ingresos laborales, destaca el documento, haciendo referencia a que dicha inactividad podría desencadenar en el incremento de las estadísticas de la informalidad debido a la necesidad de las personas de salir a generar ingresos.
Adaptarse emocionalmente y salir adelante
La psicóloga clínica Analissa Rosas recuerda que el duelo es un periodo de adaptación emocional que surge ante una pérdida. Aunque cada pérdida y cada persona tiene su propio proceso de asimilar y continuar, perder un empleo (y como está ocurriendo ahora tener suspensión de contrato) implica en la mayoría de los casos un estado de luto mental.
Rosas define el duelo laboral como un proceso de duración variable que conlleva varias fases y si no es controlado, puede entorpecer la búsqueda de un nuevo empleo o en algunos casos derivar problemas de otra índole, por lo que da una serie de consejos para ayudar a superar la pérdida del empleo:
? Aceptar la pérdida.
? Pensar en alternativas.
? Adaptarse a las nuevas circunstancias.
? Seguir manteniendo hábitos.
? Planificar los días venideros.
? Procurar no castigarse.
? Mirar hacia el futuro, visualizando cambios positivos.
A pesar de que el panorama no se muestra alentador por una serie de razones, hay esperanza, y es que, tal como lo menciona Rosas, una etapa difícil siempre puede ser la situación perfecta para replantear objetivos, comenzar de cero, darse una nueva oportunidad, tomar un descanso, reflexionar y descubrir o redescubrir muchas actividades que te hacen feliz.
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