Cuando la señora María enfermó de coronavirus, el miedo se apoderó de ella: sabía que tenía altas posibilidades de ser hospitalizada por sus padecimientos previos al virus. Ella, una asalariada de clase media, tomó una decisión difícil y costosa que le valió parte de sus ahorros, pero asegura que su nivel de estrés y preocupación era más llevadero si se quedaba en casa.
Hacía meses que estaba siendo tratada por asma, una crisis que se le acentuó a finales de 2020 y se agravó el pasado mes de enero, debido a esto, debió acudir a una clínica privada por 15 días consecutivos para inyectarse por una fuerte alergia, pero lamentablemente en una de esas salidas contrajo el virus. Recién terminó la cuarentena.
Ese proceso me costó como $340, pero seguía con la alergia, me faltaba la respiración, tenía dolor en el pecho y en el brazo, hasta que sentí que no podía más. Su hija la llevó al Seguro Social, tenía el oxígeno bajo y le dejaron en observación toda la noche y parte del día siguiente mientras le ponían oxígeno e intravenosa. Cuando llegué me hicieron la prueba rápida de COVID y salí negativa, pero al día siguiente cuando ya estaba en casa me llamaron que salió el resultado del hisopado positivo.
La señora reconoce que tenía mucho miedo de ir a los hospitales por tantos cuentos que había escuchado y por recomendaciones de que mejor siguiera el tratamiento desde la casa, por ello, su hogar se convirtió en un hospital y solo en medicamentos gastó casi $500, sumado a los gastos que tuvo con el alquiler de un tanque de oxígeno al que estuvo conectada casi una semana de día y noche, además del pago a los doctores que acudían a darle seguimiento en su domicilio ubicado en Panamá Oeste. También debió pagarle a una enfermera quien por siete días ($32.50 cada día) le aplicó inyecciones de plaquetas para evitar la coagulación de la sangre ($350).
Asegura que en la CSS le dieron unos medicamentos, pero los médicos le recetaron otros más que le ayudaron grandemente en su recuperación. La verdad es que el tratamiento para la COVID es bastante caro y para una persona que no tenga recursos mucho más. Yo no tengo los recursos económicos, pero en medio de mi crisis tuve que usar los ahorros que tenía para vencer este virus. Entre medicinas, médicos, enfermera, inyecciones, el tanque de oxígeno y el cambio que tuve que hacer en la alimentación gasté como mínimo $1,400 para controlarme desde mi casa.
Ella reconoce que ahora más que nunca debe cuidarse, porque sabe que si le da una segunda vez será más complicado, de hecho, aún continúa agitada. Uno queda tenso, nervioso y porque no sabe si mañana se presenta otra reacción debido al mismo virus y que afecte algún órgano. Esto es tan difícil y se necesitan los recursos para tratar de no complicarse al punto de tener que ir al hospital, porque a pesar de que sí te curan está el temor de agarrar otra cepa, dijo.
María pasó los días acompañada de una hermana, quien a pesar del riesgo se mantuvo firme a su lado siguiendo todas las indicaciones médicas, por lo que ha dado negativa al virus.
Nos curamos con lo que estaba a nuestro alcance
La señora María, tuvo la oportunidad de tratarse en casa; sin embargo, hay quienes no cuentan con esa facilidad y ahí es donde radica la preocupación de la joven Cristina, quien junto a su burbuja (mamá, papá y hermano) también resultaron contagiados.
Primero que todo, nunca recibimos el kit de medicina, que se supone debe entregar el Gobierno a quienes son positivos de la COVID-19, es más, el solo hecho de que nos fueran a hacer el hisopado, fue todo un lío. En mi familia somos cuatro, todos nos contagiamos, pero el virus nos tocó más a mi hermano y a mí, la pasamos mal por más de seis días, estuvimos con fiebre, dolor de cabeza, vómito, escalofrío, dolor en los ojos, dolor de garganta, dolor muscular y con síntomas de resfriado, para cada síntoma que presentamos nos tomábamos medicinas tradicionales, como Panadol, Tabcin, Tylenol, Virogrip, jarabe y té de hierbas (que prepara mi abuelo) no sabíamos si era lo correcto, pero al saber que aún no existe una cura para la COVID, hacíamos lo que estaba a nuestro alcance para sentirnos mejor.
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La joven recordó que los síntomas empezaron el pasado 31 de diciembre y como los siguientes días eran irregulares al estar en cuarentena total, se les dificultó la compra de medicinas en esos días. Por suerte teníamos algunas reservas de medicinas tradicionales en un cajón, que nos alcanzaron hasta que llegara el lunes 4 de enero. Ese día, un familiar nos hizo el favor de salir a comprar lo que necesitábamos.
Muchos amigos de Cristina quienes ya han pasado por el virus, les recomendaron gran cantidad de medicamentos y remedios, como la Ivermectina, Inmuno Bombas e incluso el Dióxido de Cloro, pero por lo complicado que era conseguir las cosas, no lograron comprar ninguna. Aun así, solo en las medicinas tradicionales gastaron más de 50 dólares, quizá un monto no tan alto para algunos, dice, pero lo que uno pasa en esos días, no tiene precio, es horrible. El que no la vive, no la entiende.
Cristina también hizo referencia a que el virus no solo se vive los 15 días encerrados, porque después hay que tomar vitaminas y cuidarse más que antes, se debe hacer una limpieza a la casa con vaporizador y con un desinfectante en específico y eso es otro costo del que no se habla.
¿Por qué no llega el kit de medicamentos?
Aunque las autoridades gubernamentales afirman que el Kit Ambulatorio Solidario para los pacientes positivos por COVID-19 y que se manejan en su domicilio se entregan, en la práctica no sucede así y es que tal como le sucedió a Cristina, hay quienes afirman no haberlo recibido.
Hay amigos que han pasado por COVID y a ninguno le llegó el kit. Cuando uno tiene el virus, todo es una incertidumbre, uno no sabe qué hacer ni qué tomar. Mi sugerencia al Gobierno, es que, al menos comparta cuáles son los medicamentos que lleva el kit para que así la gente pueda comprar lo que se requiere. Que sean más transparentes, pues la vida de la gente está en riesgo, afirmó la joven.
Al preguntarle a las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) se nos informó mediante la Dirección de Farmacia y Drogas que la logística de entrega de los kit está a cargo de las 15 regionales y sus equipos unificados de Trazabilidad, por lo que las personas que no reciben los medicamentos deben acercarse a dichas regionales. La misma consulta fue realizada a la Caja de Seguro Social, pero no se obtuvo respuesta.
Según el Minsa, dicho kit incluye oxímetro, mascarillas, gel alcoholado, acetaminofén, ivermectina, hidroxicloroquina, vitamina D, zinc, probióticos, ácido ascórbico (vitamina C), ácido acetil salicílico (aspirina), antitusivo (para la tos) y omeprazol.
El gasto ha sido incluso meses después del virus
La familia Lee vive en Colón y desde que la señora sospechó que había contraído el virus al tener síntomas de resfriado la primera sensación fue de pánico y luego decidir qué hacer. Inmediatamente empecé a tomar antigripal y vitaminas, al igual que inmuno bombas, tés y jugos naturales. Mientras esperaba unos días para hacerme la prueba y saliera el resultado tomamos la decisión de medicarnos todos por precaución y prevención, aun cuando mi esposo ni mis tres hijos presentaban síntomas, pero por el hecho de vivir juntos, sabía que si yo estaba contagiada, ellos estaban muy expuestos al contagio, sostuvo.
La dama es una emprendedora independiente desde hace varios años y trabaja productos alimenticios desde casa, por encargos. Así que responsablemente contactó a sus clientes para suspender pedidos y devolverles el dinero abonado.
El resultado salió positivo y por obvias razones no podía trabajar, por lo que asegura su economía se vio sumamente afectada, no solo en el periodo de la cuarentena, sino en los siguientes días e incluso meses después por las secuelas que deja la enfermedad. El Minsa llamó a mi casa por una semana, pero nunca llegaron con ningún tipo de medicamentos ni atención médica ni mucho menos alimentos. Tocó comprar termómetro, oximetro, vaporizador, solución salina, antigripales, vitaminas en ampollas. Luego, por recomendaciones, el resto de vitaminas C, D3, Zinc, Magnesio, aparte de toda la alimentación especial que requiere cuando uno está enfermo. Calcula que el gasto superó los $1,000.
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Pero todo no quedó allí, pues según la señora Lee, después de la enfermedad hubo el gasto de volver a hacerse las pruebas y todos los exámenes médicos para saber cómo quedó su organismo y para rematar las secuelas que te deja, uno queda visitando médicos, por lo que la lista de medicamentos y exámenes va en aumento, pues se requieren medicamentos para recuperarse e incluso para poder dormir bien y no es cuestión de dos semanas, ya han pasado tres meses y uno sigue cuidándose e invirtiendo en la salud.
Solo me dieron acetaminofén
La señora Lucía es una extranjera que vive en Panamá hace tres años, ella realiza trabajos independientes para subsistir y hace unos días contrajo el virus mortal. El miedo se apoderó de ella cuando supo que era positiva, aquel día que le hicieron el hisopado solo le dieron acetaminofén y a los dos días la llamaron para darle el resultado.
Lucía vive sola y lamenta que hasta el sol de hoy nunca recibió una ayuda en cuanto a medicamentos ni alimentos. De hecho, este lunes buscó su certificación de que cumplió la cuarentena. Si no fuera por unos vecinos y el poco dinero que tenía no sé cómo hubiera pasado esos días. Fue muy difícil, estaba sola y con malestares, pero gracias a Dios ya todo está pasando, afirmó.
Sí, enfermarse de coronavirus, además del estrés y la preocupación que ocasiona en quien resulta positivo y que altera la dinámica familiar, no es relajo. Y es que independientemente de que si las personas tienen o no enfermedades previas, el gasto para su tratamiento no sale barato.
Hay quienes tienen la posibilidad y hacen sacrificios para lograr mejores resultados; sin embargo, existen muchos otros que sufren en casa, a veces solos y sin medicamentos, rogando a Dios que el virus salga de su cuerpo lo antes posible y ganarle la batalla a la COVID-19.