El Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) durante la pandemia ha trabajado arduamente. Es la primera vez que el Gorgas, en Panamá realiza un trabajo tan excesivo sobre una enfermedad, esta institución de 500 trabajadores ha sido la responsable de categorizar al menos 400 mil pruebas de PCR en un año desde el inicio de la pandemia el pasado 9 de marzo.
En 91 años de exigencias el Gorgas se había limitado a sus investigaciones cotidianas, sobre Dengue, Zika, Chicungunya, virus respiratorios, VIH, enfermedades trasmisibles, parasitología y zoonóticas, sin imaginar que llegaría un virus que pondría a la ciencia a redoblar acciones.
Su director, Juan Miguel Pascale destacó que lo más cercano que se vivió a una pandemia fue con el virus AH1N1 donde se corrían 100 muestras diarias, sin embargo, con el COVID-19 se llegó a correr para los meses de junio y julio hasta 4,500 pruebas en un solo día.
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El Icges realiza a su vez una decena de investigaciones paralelas de la pandemia, por ejemplo: el estudio del efecto del virus en las células madre de la placenta, la respuesta inmunológica, la necesidad o no de una segunda dosis a las personas que padecieron COVID-19, estudios de seroprevalencia y a su vez se ha comprendido la importancia de la vigilancia de la secuenciación genómica de este virus.
Pese al trabajo que sin descanso el Icges lleva a cabo en Panamá, la institución se prepara para realizar trabajos en conjunto con varios países de la región sobre todo en secuenciación del COVID-19.
El Gorgas tiene dos brazos auxiliares, además de su sede en la ciudad capital, se trata del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Metetí en Darién y el Centro de Investigación en Zoonosis ubicados en Divisa, ambos con personal altamente calificado para el estudio de enfermedades.
El Dr. Pascale concluyó que este virus ha demostrado que su contagio se da tanto por gotitas de saliva como por aerosoles, lo que lo hace más eficiente, por tanto, el uso de la mascarilla y pantalla facial como principales medidas de autocuidado pueden marcar una diferencia entre una persona sana o contagiada.