Entregan reconocimiento a familiares y víctimas del 20 de diciembre de 1989
En tres décadas han mantenido su lucha por la dignidad y soberanía nacional. Mediante la Ley 57 de 2020, el 20 de diciembre dejó de ser un día de reflexión a un día de duelo nacional.
El Consejo Municipal de Panamá realizó un acto de recordación de los 33 años de la Invasión a Panamá por parte del Ejército de los Estados Unidos.
La ocasión fue propicia para hacer entrega de pergaminos a ilustres ciudadanos, quienes han mantenido la bandera de dignidad por la soberanía nacional y han luchando por los intereses de las víctimas y familiares de los caídos aquel 20 de diciembre de 1989.
Es por ello que recibieron un pergaminos la presidenta de la Asociación de Familiares Caídos del 20 de Diciembre, Trinidad Ayola y la maestra Elizabeth del Carmen Ayola.
Ese reconocimiento también fue extensivo al Dr. Rolando Murgas, presidente de la Comisión del 20 de Diciembre de 1989; el párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Fátima, Javier Maña.
Finalmente se hizo un significativo homenaje póstumo al HR. Gustavo Torreglosa, primer mártir.
Por su parte el presidente del Concejo, Ramón Ashby Chial, indicó que su difunto padre, Ramón Ashby Saldarriaga, en su calidad de representante del corregimiento de Calidonia y concejal del distrito de Panamá, quien en medio de la sesión ordinaria del Concejo, que se celebraba horas antes de estos sucesos, denunció públicamente que había recibido la información de que habían salido para Panamá más de 35 mil soldados del Ejército de los Estados Unidos, con el fin de invadir a Panamá.
"Y así, después de un largo y tenso día del 19 de diciembre, ya en horas de la noche dichas tropas se abalanzaron de forma cruel y genocida sobre Panamá", expresó Ashby Chial.
También relató que "muchos no dudamos en salir a hacer frente a dicha invasión, por lo que tuvimos como primer mártir de la patria a un gran amigo y compañero: Luis Gustavo Torreglosa, quien era el representante de El Chorrillo, para quien hoy, así como para miles de otros ciudadanos y ciudadanas de Panamá, heridos, perseguidos y desaparecidos, esta augusta cámara se convierte en el altar sagrado en el que preservaremos la memoria de las víctimas de la invasión de diciembre de 1989. Yo llevo en mi cuerpo la evidencia de tan brutal ataque, en el que junto a mi padre fuimos gravemente heridos, pudiendo sobrevivir a un costo muy alto para continuar luchando en pro de los mejores intereses de nuestra nación", narró.