Jóvenes rebeldes, sin ganas de estudiar y que no le hacen caso a sus padres, han sido transformados en la Escuela Vocacional de Chapala.
Y es que este centro educativo, ubicado en el corregimiento Juan Demóstenes Arosemena, Arraiján, Panamá Oeste, cumplirá medio siglo educando a chicos en riesgo social.
Una de esas vidas que está siendo transformada es la de Erick Vasquéz, de 18 años, quien no quería estudiar y no aprovechaba las oportunidades que tenía.
180 jóvenes es la matrícula de la Escuela Vocacional de Chapala
"Era un muchacho rebelde, desobedecía las ordenes de mis padres, no quería estudiar y me la pasaba en la calle y fugándome de la escuela", comentó Vásquez.
Además andaba en gavilla y en vicios. Esto lo llevó a salirse de la escuela, porque los profesores ni los conocía. A sus 13 años, Vásquez creía que se la sabía todas, pero estaba equivocado.
Fue así como ingresó al Centro Vocacional de Chapala, ya que desde pequeño lo amenazaban que lo enviarían a ese centro.
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Su llegada a Chapala le costó, porque no estaba acostumbrado a seguir ordenes ni reglas.
A las dos semanas se regresó para su casa; sin embargo al tercer día volvió, pues se dio cuenta que estaba perdiéndose.
Hoy las cosas han cambiado, pues Vásquez ya no es el mismo de antes, ahora su meta es salir con su título de técnico en electricidad y su diploma de premedia.
El secreto es la educación con amor
Una vez salga de Chapala quiere seguir especializándose en electricidad, seguir el bachillerato y conseguir un buen trabajo.
Kendal Figueroa es otro joven que está en Chapala, quien ingresó al centro educativo buscando una oportunidad para estudiar y salir adelante.
"Yo no quería estudiar, pero cuando uno crea conciencia busca otra oportunidad para seguir", expresó Figueroa.
Los profesores están compremetidos con su trabajo
Él es de Vista Alegre Cuatro Calles, Donoso, en la costa Abajo, provincia de Colón, y para llegar a Chapala debe trasladarse dos horas en bote y después abordar tres "chivas".
En tres años que lleva en Chapala ha aprendido mucho de mecánica, pues está en el taller Automotriz. Su meta es seguir estudiando.
El padre Hugo Otto Paz Duarte, director de la Escuela Vocacional de Chapala, dijo el mayor aporte que han hecho al país es la humanización y el reconocimiento de la dignidad de los chicos.
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Manifestó que cada muchacho le cuesta mensualmente a la entidad $800.00; sin embargo verlo graduarse no tiene precio.
La escuela tiene un autofinanciamento con la confección de las placas vehiculares, por cada una recibe $5.00.
También el Ministerio de Desarrollo Social les aporta 130 mil dólares anuales a través de un subsidio.