Estuvieron tres años casados por lo civil, pero castos hasta casarse en Panamá
Muchos feligreseses y peregrinos se pusieron manos a la obra e hicieron que esta boda fuera muy significativa.
Milton Rafael Álvarez y María Soledad Silveira hicieron su sueño realidad.
Este guatemalteco y uruguaya se casaron en la mañana de este 25 de enero en la parroquia Inmaculada Concepción, Juan Díaz. Fue un momento muy especial para esta pareja de jóvenes llena de fe.
Aunque ya tenían tres años de casados por lo civil y viviendo juntos en Guatemala, ellos destacaron que se mantuvieron en castidad para llegar así al matrimonio.
Jurarse amor eterno ante el altar fue un anhelo de ambos y consideraron hacerlo esta edición de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Al menos llegaron a Panamá con los documentos arreglados, pero faltaba el visto bueno de la cancillería del Arzobispado Metropolitano. La novia trajo su vestido, pero no había nada seguro.
Es así como el párroco Gabriel Agustín Guardia Mojica hizo los trámites pertinentes y logró la aprobación del acto este jueves 24. Todo fue una corredera. Había que preparar a la novios para esta ceremonia.
Muchos feligreseses y peregrinos se pusieron manos a la obra e hicieron que esta boda fuera muy significativa.
La boda se fijó para las 7:00 a.m. de este 25 de enero. No obstante, la novia llegó pasada las 7:35 a.m.
Al llegar a la iglesia fue recibida con aplausos. Muchos de los presentes eran desconocidos y algunos amigos en esta experiencia de fe. Los parroquianos también dijeron presente en este acontecimiento. También se sumaron muchos peregrinos de habla francesa.
A las 6:00 a.m. ya estaba el sacerdote listo esperando a los novios. Tres voluntarios le acompañaban. Luego fueron llegando los invitados, quienes en su mayoría eran peregrinos, parroquianos y amigos que conocieron en esta JMJ.
El momento había llegado, todo era una cuestión de fe
A eso de las 6:30 a.m. llegó el novio casi corriendo. Se le veía nervioso y se dirigió a la sacristía. Allí se quitó las zapatillas y las cambió por los zapatos que usaría. Luego las colocó debajo de una silla.
Su felicidad era notoria. Más cuando la novia llegó en un Hynday i10 azul y pitaban anunciando su cercanía. La paraguaya fue recibida con aplausos.
Ella no se contuvo y se le salieron las lágrimas. Fue entonces cuando su maquillista Víctor Raúl Orozco le ayudó a secarlas.
Este panameño, fue quien la peinó y colocó el velo nupcial. Le ajustó el vestido desde la madrugada y tuvo el honor de acompañarla para entregarla al novio en el altar.
Milton Rafael Álvarez, el novio, no cabía en el pellejo. Se tomaron de manos y empezó la ceremonia.
Muchos panameños identificados con esta boda
Al lado de los novios estaban los padrinos [ambos son cuñados y feligreses de la Inmaculada Concepción], la señora Rosa de Peralta y don Jorge Peralta.
En su homilía, el padre Gabriel Agustín destacó los años de su matrimonio civil de estos peregrinos, pero aclaró que cada uno descansaba en su habitación, y en el medio de los dos cuartos dormía la madre de Milton durante estos años. ¡Se imaginan!
Un ejemplo de respeto a la voluntad de Dios afirmó el presbitero ante estos jóvenes que se conocieron precisamente para la JMJ en Brasil.
Sí, la playa de Copacabana fue testigo de este amorío. Resulta que ambos representaron a sus países para la ceremonia de bienvenida del papa. Allí Cupido hizo su trabajo y gracias a las redes sociales se mantuvo encendida esa llama del amor.
Y se volvieron a encontrar en la JMJ de Cracovia donde las cosas fueron tomando su curso y concluir en esta maravillosa experiencia en Panamá.