Seis o siete personas viviendo en un cuarto en un edificio derruido de un barrio pobre de la capital de Panamá: el caldo de cultivo perfecto para el nuevo coronavirus. Allí, equipos sanitarios buscan casa por casa posibles contagios sorteando a veces la reticencia de los vecinos e incluso amenazas de violencia.
Es casi media mañana de este nublado jueves en la Ciudad de Panamá y ya en el sector de San Miguel de Calidonia, con alta incidencia del nuevo coronavirus, está montada una estación de toma de muestra para detectar la COVID-19, la enfermedad que ya ha contagiado a más de 22.500 personas y matado a al menos 470 en 101 días de pandemia en este país centroamericano.
Personal del Ministerio de Salud sube a los apartamentos para avisar que abajo está la estación, donde se hace pruebas de PCR (material genético) y también test rápidos, que en solo 30 minutos diagnostican la presencia o no del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
Que equipos sanitarios se acerquen a las comunidades para hacer pruebas "me parece bien porque uno vive aquí con la incertidumbre de si (los vecinos) tienen o no tienen (la enfermedad). Se quitan el tapaboca para hablar y todo delante de uno, qué cosa!", comentó a Efe Cecilia Rodríguez, de 57 años.
Rodríguez dijo que quiere hacerse el examen aunque no presenta ningún síntoma y que también le pidió a un vecino adulto mayor, al que cuida y vende comida, que se practique la prueba o "no" va más para su casa.
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BÚSQUEDA EXHAUSTIVA EN LAS ZONAS MÁS AFECTADAS POR UN REBROTE
Panamá experimenta un rebrote de COVID-19 que le hizo marcar cifras récord de nuevos casos y muertes en las últimas dos semanas, con focos identificados en las provincias de Panamá, donde está la capital, y la contigua de Panamá Oeste, las más pobladas del país.
En estas dos provincias, del total de 10 que tiene Panamá, está restringida la movilidad por género y a dos horas diarias de acuerdo con el número de identidad personal, mientras que en el resto del país se mantiene solo un toque de queda nocturno.
El corregimiento capitalino de Calidonia, donde se ubica el barrio San Miguel, registra un acumulado de cerca de 400 casos de COVID-19, una de las cifras más altas del país, dijo el director de la región Metropolitana de Salud, el doctor Israel Cedeño.
"Tenemos más de la mitad recuperados, pero no quiere decir que vamos a bajar la guardia (...) en el día de hoy estamos haciendo un operativo incluyendo el hisopado (prueba PCR), casa por casa, también las pruebas rápidas, y aprovechando para entregar mascarillas", agregó Cedeño.
Hasta el miércoles, día 101 de pandemia, en Panamá se habían realizado 97.402 pruebas -2.103 en las últimas 24 horas-, de las cuales el 26 % han resultado positivas, según los datos oficiales.
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LOS ESCOLLOS DEL CAMINO
"Casa por casa sí vienen, pero hay gente que no baja a hacerse la prueba, y esa es la gente que por la noche forma su discoteca y su despelote", comentó a Efe Mercedes Maestre, una vecina de San Miguel que aseguró que ni ella ni sus ancianos padres, con los que vive, padece de COVID-19.
Las autoridades insisten en la importancia de diagnosticar la enfermedad para confinar a los afectados y cortar así la cadena de contagios, como explicó Indalecio Navarro, director médico del Centro de Salud Emiliano Ponce.
El operativo en San Miguel se concentró este jueves en dos edificios derruidos, como otros muchos en esta barriada, que también presenta índices importantes de violencia.
Navarro describió la realidad socio-económica de este lugar como "bastante precaria, pues los edificios que más casos tiene son casas condenadas en las que en un cuarto viven hasta seis o siete personas. Lógicamente, por ese hacinamiento es que más se han propagado los casos".
"A veces tenemos amenazas de que no podemos entrar en el área, porque no les da la gana. Ellos andan en su mundo y es más difícil. La Policía está día a día con nosotros acá, nos da mucho apoyo, pero de todas maneras siempre es más difícil llegar a intervenir. Pero sí se va, sí hemos intervenido bastante", agregó Navarro.