Después de un vuelo de casi 13 horas, viajando 9,500 km a bordo de un Airbus A330 de la compañía aérea Alitalia, el Papa Francisco llegó 4:16 p.m. a Panamá, al aeropuerto internacional de Tocumen en Panamá, donde ya lo esperaban fieles, que ocupaban los 2.500 espacios que estaban previstos.
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Minutos después, a las 4:34 p.m. descendió el Papa Francisco y fue recibido por el Presidente de la República de Panamá, Juan Carlos Varela y por su esposa, Lorena Castillo.
Como un signo de acogida, dos niños panameños, ataviados con trajes tradicionales, ofrecieron flores al Papa Francisco, en tanto que un grupo de jóvenes daba colorido a la ceremonia con sus danzas típicas.
Fue un momento mágico
En una sencilla ceremonia, en la que no hubo discursos, la Banda Republicana ejecutó la Marcha Pontificia y el himno nacional de la República de Panamá; se presentaron los integrantes de las delegaciones y se tomó la foto oficial.
Entre las autoridades eclesiásticas presentes estuvo el Card. Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, el Nuncio Apostólico en Panamá, Mons. Adamczyk Miroslaw, el Cardenal José Luis Lacunza, el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, entre otros.
El Papa Francisco, con toda su sencillez, dejó de lado el protocolo y se dio tiempo para saludar a muchos de los asistentes y bendecir algunos niños.
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Al término de la ceremonia el Papa, junto con Mons. Ulloa, subió a un auto cerrado que lo conduciría hasta la Vía España, específicamente frente al San Fernando, en el que lo esperaba el Papamóvil, que lo condujo hasta la Nunciatura Apostólica.
Este es el séptimo viaje del Santo Padre a América, luego de su visita a Chile y Perú en 2018.