Mano amiga para quien lo necesita
Luego del llamado del papa Francisco, el país participó de la primera Jornada Mundial de los Pobres, bajo el lema "No amemos de palabra, sino con obras", mediante la Arquidiócesis de Panamá.
En las iglesias se recogió alimentos secos y enlatados para entregar al Banco de Alimentos, según directrices del arzobispo metropolitano, José Domingo Ulloa, y mediante grupos cristianos se dio alimentación a personas de la calle.
Centro de ayudaEl centro San Juan Pablo II, ubicado en Bella Vista, no fue la excepción, pues sus beneficiados recibieron hasta ropa de la Pastoral Social.
Ariel López, su director, explicó que en el lugar se atiende de lunes a viernes a personas que viven en la calle, brindándoles, alimentación, ropa y aseo.
También tienen un programa de apoyo a las trabajadoras sexuales y "travestis", quienes reciben orientación por parte de las religiosas.
Dijo además que en las escuelas trabajan mediante el programa "Toma mi Mano" para la prevención en el uso de drogas. Así como en el Centro Femenino de Rehabilitación para ayudar a las internas en el proceso de dejar las sustancias ilícitas.
Se recalcó que En cuanto a los indigentes, aparte de darles comida estos van a un centro de rehabilitación llamado "Zeta" para combatir en las adicciones, posteriormente se trabaja en la reconciliación con la familia para que finalmente puedan volver a la sociedad.
Según López, el centro tiene muchas necesidades, especialmente de medicinas, ropa y alimentos secos, por lo que están abiertos a recibir donaciones.
Sí se puedeEn dicho centro día a día conoció al señor Nelson Espinoza, de 50 años de edad, quien es un testimonio de rehabilitación. Él admitió ser adicto al alcohol, recordó que empezó a los 18 años a ingerir bebidas alcohólicas, primero esporádicamente. No fue sino hasta los 40 años que entendió que tenía un problema y necesitaba ayuda.
Pero gracias a su esfuerzo y el apoyo del centro Juan Pablo II, entró al programa Zeta en que pasó 38 días internado, actualmente lleva un mes en el centro siguiendo con su aprendizaje para superar el alcoholismo. "Es una enfermedad incurable, pero sí tiene una recuperación". Afirmó que si uno no la acepta, podría prolongarse y es más difícil recuperarse. También hay que confiar y tener mucha fe en Dios, "Él pone el 50% y el otro 50% lo ponemos nosotros".