Más de 300 personas que aspiran a vender en la ruta del Carnaval capitalino amanecieron ayer en el gimnasio de El Marañón, en espera de sus permisos.
Algunos, como Luis Mina, estaban un tanto molestos porque se habían tardado demasiado en atenderlos, ya que llevaban cuatro días esperando.
Por si fuera poco, solo 100 permisos serán para vendedores fijos, mientras que 60 serán para ambulantes.
Para Gustavo Him, miembro de la comisión de Carnaval, manifestó que no quieren restringir la cantidad, pero que 300 personas serían demasiadas.
Him explicó que todos los años hay quejas de los puestos porque no se recauda lo suficiente por la saturación de vendedores que se da más ofertas y no hay tanta demanda.
Para la doctora Ana Margarita Botella, jefa de salud pública de la región metropolitana, los vendedores tienen que tener al día sus carné de salud, de lo contrario, los permisos no podrían ser tramitados.