Nadie ha quedado tras las rejas por maltrato animal; hermano del pastor pudo enterrar a un perro vivo
Fiscalía Ambiental está tras la pista del acusado, quien se escudó en la palabra de Dios para justificar su acto.
El abogado Kevin Moncada Luna se trasladó a Nueva Libia, sector de El Progreso, para darle seguimiento al caso de los tres perros que fueron degollados y enterrados a orillas de un río.
Este 28 de junio de 2022, recorrió la comunidad y pudo conversar con algunos vecinos. Adelantó que el pasado 27 de junio se presentó una denuncia ante la Fiscalía de Ambiente sobre este caso.
"Nos contaron que el señor amarró con un cable de electricidad a los perros y le colocaba el pie en la cabeza para matarlos, luego los degolló. Si ven el video se puede observar que había uno vivo, por lo que se estima que ese pudo estar vivo y así lo enterró. Todo esto es un acto de crueldad", comentó Moncada.
Al analizar estos casos, el especialista en derecho sostuvo que lamentablemente, pese a que se han conocido múltiples casos de maltrato, no hay nadie preso.
Algunos acusados han quedado detenidos por 24 y 48 horas. Posteriormente, se les dicta una medida cautelar, como firmas periódicas, entre otros.
Recordó que algo que fue innovador y que tuvo mayor impacto fue el caso del un joven que mató un gato y lo prendió en Chiriquí, a quien se le dictaminó provincia por cárcel.
Moncada explicó que el Código Penal establece penas de 2 a 4 años de cárcel por maltrato animal. Pero es importante saber que para que un juez decrete una detención, esa pena debe ser superior a cuatro años. "Hay excepciones, pero son muy complicadas de configurarlas", sostuvo.
Ahora bien, frente a este escenario, para que sea condenado y vaya a la cárcel, "la persona tiene que tener antecedentes penales. Se le considera reincidente. Eso no ha pasado", concluyó Moncada.
Esta tarde se conoció que personal de la Fiscalía Ambiental realizó una inspección en la comunidad. También se informó que el responsable de matar a los cachorros no era un pastor, sino el hermano de un reverendo, que se escudó en la palabra de Dios para justificar su acto.