Nicolás Urieta, el hombre que está aprendiendo a caminar a sus 50 años
El fisioterapeuta Rolando Méndez Oro, que supervisa el caso, aseguró que Nico está listo para movilizarse con muletas.
En Bejuco de Chame un beneficiario del programa Ángel Guardián del MIDES está logrando su independencia tras adherirse a un programa de rehabilitación que le está cambiando la vida.
El relato de este panameño demuestra que con determinación y perseverancia se puede alcanzar el éxito.
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Nicolás Urieta es el protagonista de una historia de superación que demuestra que no hay límites para lograr el éxito. Nació con parálisis cerebral infantil, un trastorno que le impidió caminar y valerse por sí mismo.
Pero desde hace seis meses este beneficiario del programa Ángel Guardián del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) ha revertido su condición tras someterse a un estricto programa de rehabilitación que le ha permitido caminar por primera vez a sus 50 años.
Los primeros pasos de esta carrera por caminar, lo ha logrado con el apoyo de una andadera, tras completar 90 sesiones de una terapias que lleva más de 200 horas de intensos ejercicios físicos, que han fortalecido sus músculos y activado sus reflejos desarrollando así la parte sensorial de su cuerpo que tenía comprometida.
Nicolás ingresó a las terapias en el Centro de Salud de Bejuco en Chame, donde reside, como parte de los beneficios que le ofrece el programa Ángel Guardián a los 19,107 panameños con discapacidad severa, que están bajo su protección.
El camino a la recuperación ha sido complejo, pero gratificante. Todos los días por espacios de dos horas asiste a las terapias para completar un ciclo de ejercicios que están fortaleciendo sus músculos y logrando que sus piernas rígidas se flexibilicen.
Su determinación se ha impuesto al dolor que le produce cada flexión de brazos, abdominales y ejercicio de estiramiento que realiza en cada agotadora sesión. Esa fuerza que imprime en cada terapia le está permitiendo realizar unas de las tareas que más le fascina: cocinar. Se trata de una actividad sencilla para cualquier persona, pero que hasta ahora le era imposible realizar.
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Nico, como de cariño le dicen en el centro de salud, está caminando con la ayuda de los asistentes de fisioterapia, Belkys Sosa y Kayvin Ramos que llegaron al centro de salud para completar una práctica profesional de un mes, pero al ver la determinación de Nico decidieron quedarse para ser protagonista de un proceso que está demostrando que no hay sueño o meta imposible, cuando el valor y el coraje se imponen.
“Venimos a trabajar “Ad honorem” porque Nico asiste todos los días con un entusiasmo que contagia a todos. A pesar de sus limitaciones llega con ánimo y con una sonrisa que motiva a seguir apoyándolo”, explica Belkys.
El fisioterapeuta Rolando Méndez Oro, que supervisa el caso, aseguró que Nico está listo para movilizarse con muletas. El pronóstico es que poco a poco irá dejando la silla de ruedas, (que sólo la utiliza para viajes largos) esto representa un gran avance en su proceso de rehabilitación.
Brenda Gaitán está feliz. Por primera vez su hijo está logrando lo que más ambicionó: su independencia y la oportunidad de caminar y de valerse por sí mismo.
También reconoció que a través de Ángel Guardián su hijo tiene acceso a los servicios básicos como la alimentación, medicamentos y artículos de primera necesidad. El programa le representa un ingreso financiero que ella no puede generar, ya que por cuidar a Nico, nunca pudo trabajar.
Un programa que restituye los derechos
José Alvendas, director de Ángel Guardián, indicó que la historia de Nico muestra la importancia de desarrollar programas que protejan la integridad de las personas con discapacidad severa.
Agregó que a través de Ángel Guardián el Gobierno Nacional transfiere trimestralmente 4.5 millones de balboas a panameños que por su condición de salud no pueden trabajar y por ende no generan ingresos económicos.
Es oportuno indicar que el 24.6% de los beneficiarios del programa es decir 4,691 son menores de 17 años, de los cuales 1,012 están dentro del rango de la primera infancia.
Para Alvendas las personas con discapacidad constituyen una de las poblaciones más vulnerables por su situación de exclusión, aislamiento y falta de acceso a oportunidades para su inserción e integración socio-económica en condiciones de equidad.
En ese sentido destacó que el programa llena una necesidad primordial que tienen todas las personas con discapacidad: su salud. Como ejemplo explicó que todo beneficiario puede acceder a revisiones periódicas. También pueden asistir a los centros de rehabilitación y a los servicios del sistema educativo.
El programa también ofrece los servicios de charlas, cursos y seminarios de orientación psicológica, de salud y de otros, destinados a la atención de la discapacidad, organizados por el Estado en las áreas cercanas a la residencia o lugar de pago del beneficiario.