Patricia Cruz, madre de familia, considera que tiene una comunicación fluida y una relación de confianza con sus dos hijas, de 17 y 18 años respectivamente.
Esta progenitora admite que nunca les ha hablado con profundidad de lo que implica la vida sexual.
Por otro lado, Matilde, como llamaremos a nuestra entrevistada, quien pidió omitir su nombre, despide cada día a sus hijos cuando se van a la escuela como si fueran pequeñines (Ana de 15 y Jaime de 17 años). Ella sí tienen buena química entre ellos, pero igual le cuesta hablar de temas sexuales.
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La ama de casa considera que es un tema que le toca a su papá. Me sale un poco mejor hablar con Jaime, que con Ana sobre el tema, dijo apenada.
Como Patricia y Matilde hay muchos padres y madres que no hablan con sus hijos de sus relaciones sexuales, de sus problemas económicos y laborales o de sus errores de juventud.
¿Por qué da miedo o pena?
Yodalis Melgar, psicóloga, orientó que la gran mayoría de los padres son personas que han sido educadas en culturas algo restrictivas o con más tabúes, y por lo tanto, guardaría una relación directa con una formación rigurosa. Estas personas son muy cuidadosas y prefieren ir con calma, mietras que el otro grupo de padres son de poco conocimiento sobre el tema y prefieren no dañarla.
La experta recalcó que la información sexual es importante y necesaria para su desarrollo y para prevenir los embarazos no deseados, que luego pasan a abortos.
Al respecto, Lizmaineth Hernández, psicóloga clínica, subraya que la educación radica en casa y si los padres omiten conversar con la prudencia, alguien lo hará y no será con precaución. A veces, hasta hacen que crezca más la curiosidad en los jóvenes, por tal razón, investigan por sus medios denotando resultados entonces negativos.
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La Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva 2014-2015, liderada por el Instituto Conmemorativo Gorgas, revela que el número de adolescentes que tuvieron relaciones antes de los 15 años aumentó considerablemente en el caso de los chicos, del 23 % en 2009 al 35 % en 2015, y repuntó levemente en las chicas, del 11 % al 12 %.
