Panamá deja de percibir el 2% de su producto interno bruto, unos 1,500 millones de balboas anuales, debido a los costos evitables del embarazo adolescente y la maternidad temprana, según revela el estudio de Impacto Socio-Económico del Embarazo en la Adolescencia, presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
El informe, dado a conocer en un evento que contó con la participación del viceministro de Salud, Manuel Zambrano Chang, destaca la urgencia de actuar frente a esta problemática que afecta principalmente a jóvenes entre 15 y 19 años.
ZambranoChang enfatizó que desde el Ministerio de Salud (MINSA) se impulsan programas de prevención y educación integral, pero aclaró que esta es una tarea que requiere del trabajo conjunto del Estado, la empresa privada, fundaciones, familias y comunidades.
“Este es un problema que hay que trabajar desde la primera infancia, con educación, con la comunidad, grupos cívicos, la familia, empresas e instituciones de manera integral”, sostuvo el viceministro.
Para estimar los costos socioeconómicos asociados al embarazo adolescente, el UNFPA utilizó la metodología MILENA, que considera cinco componentes clave:
- La interrupción del nivel educativo de las adolescentes.
- La relación directa entre educación y capacidad de ingreso laboral femenino.
- La pérdida social ocasionada por la mortalidad materna en mujeres jóvenes.
- Los ingresos fiscales no percibidos.
- Y los costos de salud asociados a la maternidad adolescente.
Edith Castillo Nuñez, representante de UNFPA Panamá, llamó al Estado a priorizar este tema en la agenda pública y al sector empresarial a involucrarse activamente.
“Cada adolescente que abandona la escuela por un embarazo no planificado es una líder empresarial, una ingeniera, una innovadora que no llega a desarrollarse. Es una baja silenciosa en la fuerza laboral del presente”, advirtió.
Según el informe, por cada dólar invertido en prevención del embarazo adolescente, se multiplican los beneficios en términos de desarrollo humano, salud, educación y productividad para el país.
En 2022, la tasa específica de embarazo adolescente fue de 68.5 por cada mil nacimientos. Reducir esta cifra significaría liberar cuantiosos recursos que podrían ser destinados al crecimiento y desarrollo nacional.
El evento también incluyó el panel “Capital Humano y economía: El desafío del embarazo adolescente y su huella en la productividad y el desarrollo”, con la participación de líderes del sector público y privado, entre ellos:
- Kristelle Getzler, secretaria de Asuntos Económicos y Competitividad de la Presidencia.
- Felipe Rodríguez, empresario y presidente del Centro de Competitividad de la Región Occidental.
- Raquel Robleda, directora de Merco Panamá y presidenta de la Fundación Intervención Social Transformadora.
- Orit Btesh, presidenta de la Cámara Panameña del Libro.
El consenso fue claro: invertir en la prevención del embarazo adolescente es una decisión estratégica para el desarrollo sostenible de Panamá.