Pruebas de ADN, clave en investigación
Con ojos rodeados de arrugas y con manos temblorosas, Azael Barcasnegras, un anciano de 80 años, espera por la verdad de lo sucedido en Panamá el 20 de diciembre de 1989, debido a que uno de sus hijos fue asesinado ese fatídico día y él no está seguro de la identidad de la persona que sepultó.
Barcasnegras recordó que su hijo, de 18 años, fue ese día a ver cómo estaba su hija recién nacida en Río Abajo, pero nunca regresó. Lo único que le dijeron fue que un grupo de soldados americanos lo asesinó, y aunque enterró un cuerpo según él, hasta la fecha espera una prueba de ADN que confirme que en la tumba que llora es la correcta.
Juan Planells, presidente de la Comisión 20 de Diciembre, comentó que de los 10 mil expedientes revisados, 130 están vinculados a este suceso y que todos pueden arrojar pistas de las víctimas.
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De igual forma se manifestó que hasta la fecha ya se han tomado unas seis muestras de ADN para verificar identidades, pero faltan muchas más. La comisión piensa entregar su informe final probablemente en mayo de 2019.
"Tenemos que pedir una extensión, porque estuvimos un año sin disponer de recursos y eso nos limitó todas las posibilidades de trabajo", aseguró Planells durante un acto en el que rindió cuentas del funcionamiento de la comisión, donde ya se han invertido unos 45 mil dólares con un 25% de funcionamiento.
Jesenia Álvarez, madre de una de las desaparecidas de la época, no soportó el acto y se desmayó, han pasado 28 años y sigue su dolor