Pugna entre artesanos y comercios por traje típico
La vestimenta panameña es muy costosa, pocos pueden utilizarla
Con la llegada de las fiestas patrias a Panamá, lo primero que quiere hacer el panameño es comprarse un chachái folclórico, entre ellos sombreros, cutarras, vestidos estilizados, entre otros accesorios.
Pero en medio de ese anhelo, los panameños se dan cuenta que el costo de la vestimenta típica panameña es demasiado costosa para su presupuesto. Es allí donde visitan algunos comercios que ofrecen telas pintadas con diseños de pollera a precio bajos.
Leer también: Panameños aplauden programa social de privados de libertadEduardo Pineda, quien es aficionado al folclor panameño, recordó que en Panamá se trató de hacer una iniciativa legislativa que pretendía elevar formalmente la pollera al estatus de traje nacional y poder protegerla de cambios y quizás imitaciones, pero la misma no progresó, por lo que en la actualidad dicho vestido es fácil de vulnerar.
Sobre el tema de las telas pintadas, Pineda dijo que hace falta en Panamá más acciones , porque las leyes existen y no se respetan. Una de ellas es la Ley 11 del 22 de febrero de 2011 o Ley General de Artesanía Nacional, que en su Capítulo V establece medidas de protección al artesano, la artesanía y la materia prima nacional.
Entre las prohibiciones y limitaciones para la importación y venta de rubros artesanales y productos terminados o por partes de mercancías que imiten piezas o vestidos autóctonos y tradicionales panameños, específicamente en los Artículos 40, 41 y 42, señaló Pineda.
Artesanos hablanLos artesanos que pasan horas haciendo los vestidos típicos están molesto, porque aseguran que desde hace años para estas fechas les toca competir con los dueños de negocios millonarios que venden las imitaciones.
Rosi Sarmiento, ubicada en la bajada de Salsipuedes, aseguró que lo que hacen en deshonesto, pero aquí en Panamá no se respeta la ley.
Leer también: Panameños aplauden programa social de privados de libertadEn tanto, Lino Rodríguez, folclorista y educador, no comparte la opinión de Pineda. Aseguró que ve exagerada la posición de los artesanos, porque no todos pueden comprar un vestido original y no por eso hay que prohibirles el deseo de vestir lo típico. Acotó que las ventas en los almacenes no le roba nada de ganancias a los artesanos, pues las ganancias entre las telas pintadas y una autóctona es abismal, pues se estima en miles de dólares.