Este fotógrafo es amante de la cultura, del folclor nacional.
Veinticuatro años residió en una casa de quincha y a esta alturas de su vida optó por construir una casa de este tipo. Recuerda que en las última décadas ha usado para sus sesiones una casa con este estilo en La Espigadilla de Los Santos.
Su padre, de 81 años de edad, quien es carpintero, fue su soporte principal para concretar esta idea.
En diciembre de 2019 se pusieron manos a la obra. La primera adquisición fue una casa de 85 años, que compraron, demolieron y así se fue dando forma a la nueva vivienda en Jobo Dulce de Los Santos.
Era un anhelo tener una casa así, cuenta el reportero gráfico Samuel Saucedo Carnaval. "Yo no tengo casa, esa es mi casa, la idea es tenerla llena de pilón, motetes, jabas, tinajero con totumas, hacerle un fogón, ponerle una paila, un horno para hacer pan, una casa de teja, completamente tradicional", relató.
Cabe señalar que no se pudo hacer 100% artesanal. Esto debido a que los bejucos no se pudieron conseguir y se amarraron las varitas con un hilo. De esta manera salió la idea de hacer una junta de embarra.
Posteriormente buscaron la madera que se necesitaba y todas las tejas.
Finalmente, su padre, cuñao, sobrinos y tíos terminaron de construir lo que hacía falta. Todos aportaron para conseguir las varitas de uvitas, que son las que se consiguen a orillas de la quebradas. Eso es un poco complicado, pues tiene muchas espinas, pero es el material con el que se hacen la jaulas, donde van los barrotes de laurel. Aquí ya se define la junta. Un día antes se empieza a aguar la pila, es decir, la combinación de la tierra con agua. Esa tierra es especial, fue traída desde El Bijao de Los Santos.
Debe ser limpiada para evitar cortaduras, pues todos los obreros trabajan descalzos.
En la mañanita se tiró la paja de arroz, previamente cortada y se hace la combinación de los materiales.
El día de junta de embarrara se invitó a unas 500 personas. Hubo más de 150 trabajadores, quienes desgustaron de un rico desayuno y sopa de carne para el almuerzo. Esta es la primera vez que organizaron una actividad de este tipo y esperan volverla a repetir.
La experiencia es muy gratificante, pues se fortalecen los vínculos de amistad y aprendemos con toda la historia que hay detrás de la construcción de una vivienda de este tipo.
Trateremos de volver a construir algo similar. Se creó una cuenta de Instagram y ha tenido muchas interacciones. Tiene bastante seguidores. Allí explicamos todo este proceso. He pensado hacer un trabajo para seguir rescatando esa tradición. La próxima meta es construir una casa en una comunidad del campo a una familia que la necesite y dejarle esa casa".
Se tiene previsto que en mayo próximo se construya una cocina o fogón en esta casa.
Por trabajar en las juntas de embarra no se cobra.
Los jornaleros comen a su gusto. Lo que deseen.