La construcción de playas en la bahía de Panamá, al mejor estilo de Miami, Copacabana, Barcelona, es el proyecto insignia de la Alcaldía de Panamá; sin embargo llevar a cabo esta obra no es fácil y nada barato.
La ambientalista y exvicealcaldesa de Panamá, Raisa Banfield, dijo que construir una playa artificial en el Pacífico no es lo mismo que hacerla en el Caribe, Mediterráneo u otras playas, cuyas mareas no son tan importantes como las del Pacífico.
Otro de los factores a tomar en cuenta según Banfield es el espacio que se la ha ganado al mar, porque la playa natural de la bahía era donde estaba la avenida Balboa.
Hay otros proyectos que no se han terminado en la ciudad de Panamá
Además, el océano Pacífico, de pacífico no tiene nada, pues hay cambios de corrientes que son importantes por las construcciones que se han hecho en la costa como el Corredor Sur y el relleno de Punta Pacífica.
Todas estas intervenciones han tenido un efecto en los cambios de marea y corriente que tienen impactos sobre el ecosistema, indicó la ambientalista.
Por otro lado, hay que considerar las toneladas de arena que hay que traer de mar abierto y que puede ser de las áreas de Chame y Las Tablas.
"Una vez que se extrae arena, está demostrado en otros países que siempre las mareas van a ir erosionando, por ello hay que estar rellenando esa playa y eso es muy costoso", acotó la exvicealcaldesa.
Saneamiento
Según Banfield, el saneamiento de la bahía no está terminado, así la playa estuviera lista en 2022, no hay garantía que las personas se puedan bañar allí.
Y es que todos los proyectos ya construido no están conectados y los nuevos que se están construyendo no están previstos en el proyecto de saneamiento, por lo que todos le suman nuevas descargas de aguas residuales a la bahía.
Lamentó que estemos en un círculo vicioso, porque la planificación está por un lado y el crecimiento de la ciudad va por otro y nunca se le puede alcanzar.
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Añadió que lo que correspondería ante una visión de un proyecto como ese, es hacer estudios muy serios que sustenten su viabilidad ambiental, económica y social.
La exfuncionaria siente que sería mejor redistribuir esa inversión de $120 a $160 millones, que estaría concentrado en un punto específico para varios proyectos.
El mantenimiento de una playa artificial es demasiado costoso y hay que tomar en cuenta que hay que estar rellenando con arena.