La pandemia del coronavirus, aunque ha traído temor, tristezas y muertes en todo el mundo, también ha sacado a relucir actos de amabilidad y solidaridad en momentos donde el panorama es incierto.
En Panamá no es distinto. En redes sociales se pueden ver gestos dignos de ser divulgados: comerciantes que regalan bolsas de comida, agricultores que dividen sus cultivos con los vecinos...pero también hay quienes se han animado a ayudar a los animales que deambulan sin dueño por las calles.
Uno de ellos es Evertz José Mejía, un joven de 24 años que reside en isla Colón en la provincia de Bocas del Toro, que desde que inició la cuarentena absoluta decretada por las autoridades panameñas para evitar la propagación del COVID-19, ha manifestado su preocupación por los animales y se ha dedicado a alimentar alrededor de 20 perros y más de siete gatos en las calles, afectados por las medidas, entre ellas, el cierre de restaurantes, pues muchos dueños de los locales les daban de comer a los animales que se acercaban a ellos, pero ahora están desamparados.
Mejía cuenta que la primera bolsa de alimentos que ofreció salió de sus ingresos, los cuales gana como colaborador en un supermercado de la localidad. Su jefe, al ver que Evertz quería seguir ayudando a los animales de la calle y se le dificultaba, decidió apoyarlo en la compra de algunas bolsas para alimentar a perros y gatos.
El joven tomó la iniciativa de hacer una publicación en la red social, Facebook con fotos del acto de solidaridad que estaba haciendo, no por "taquilla", asegura, sino para solicitar donaciones de otras personas para seguir alimentando a los animales que recorren las calles de isla Colón.
Aunque resulta complicada la movilización de los ciudadanos en tiempos de cuarentena, Mejía dice que se las arregla cuando va camino al trabajo y de regreso a su hogar para rellenar todos los comederos improvisados que hay en el área, diseñados con tubos de PVC y botellas de plástico. En ocasiones, en la tarea recibe apoyo de algunos compañeros de trabajo.
Los comederos improvisados, que fueron una donación, han sido de mucha ayuda para la reserva de comida de los animales en época de crisis, más cuando hay poca movilidad de personas. Los perros que ya conocen el área se aproximan a los comederos.
Mejía no se olvida de la protección ante la pandemia, recuerda que cuando realiza la labor utiliza mascarilla.
Mejía, pese a no pertenecer a ningún grupo de rescatistas, se ha ganado el cariño de los animales, además el respeto y admiración de los pobladores en isla Colón, quienes lo felicitan por los buenos sentimientos que tiene hacia los perros y gatos, ya que "son pocas las personas que se preocupan por ellos", dice.
De hecho, la historia de solidaridad de Mejía ha llegado a países vecinos como Nicaragua donde lo han catalogado como "héroe" por el acto que realiza. De hecho, Mejía es nicaragüense de nacimiento, pero reside en Panamá desde hace seis años.