Eran las 10:30 a.m. cuando sonó el timbre en la escuela Nicolás Pacheco, en San Felipe. Si hubiera sido una escuela normal, los niños de este recinto se abocarían a formar filas para comprar en el recreo, pero hace cuatro meses que viven allí junto a sus familias.
Marisol Castillo, una de las huéspedes, está sentada en uno de los escalones que dirigen a los salones del segundo piso de la escuela, el cual tiene vista a lo que fue el área de baloncesto. Ella teje una toalla mientras cuenta que vive con su hermana. Aunque dice sentirse cómoda y tranquila, a veces el calor la sofoca.
Todas las mañanas, los niños bajan corriendo las escaleras, entonces comienza una lucha frenética del padre para que disminuyan la velocidad en el descenso, "es como cualquier apartamento, solo que estamos dentro de una escuela", dijo Yari, otra huésped.
En la otra esquina, en un cuarto pequeño, se atrinchera Rafael Quintana, de 58 años, quien padece de glaucoma (dificultad visual). Él vive en el segundo piso, donde una antena pegada a un pequeño televisor trata darle color a un programa. Tres maletas de ropa aguardan ser acomodadas. Una cama y un juego de comedor son su única compañía.
Esther Sánchez, presidenta de la Asociación de Moradores de San Felipe y quien también reside en la escuela, es la encargada de poner el orden y tratar de que todas las responsabilidades, como pagar $5.00 mensuales para el mantenimiento y no tener ningún mueble en los pasillos, se cumplan.
"Somos 28 familias que estamos albergadas de manera temporal en la escuela porque nuestras antiguas viviendas en San Felipe fueron declaradas condenadas", recordó.
Las vecinas Ingrid Belardo y Lilia Bolívar, dos madres solteras y echá pa'lante, conversan amenamente en el segundo piso, mientras realizan los quehaceres; una está lavando y la otra, limpiando.
Ambas comparten un solo sueño y es que la promesa habitacional del titular del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, Mario Etchelecu, de construir 63 viviendas en tres edificaciones diferentes dentro del corregimiento de San Felipe, exclusivos para estas familias, se haga realidad.
Ellas siguen conversando y el afán de otros inquilinos aguarda, se dirigen a los baños adecuados, pues ya es tarde y deben ir a trabajar. Como no llega el agua al segundo y tercer piso, algunos optan por ir a bañarse en la planta baja. "A veces no hay mucha presión", dijo Esther.
En medio del pasillo, sujeto por la madera desgastada, el sonido de un auto de juguete, forzado por un pequeño, distrae y aquieta a los más traviesos.
Este es el diario vivir en esta escuela, que años atrás dejó de funcionar por problemas de infraestructura, sumados a la baja matrícula.
Las personas intentan adaptarse y vivir en armonía, ellos tienen fe de que no los saquen del Casco Antiguo, pues afirman que sin ellos, no hay historia.
- Esther explicó que en el 2002 había 45 terrenos estatales para construir.
- El Casco Antiguo fue declarado en 1957 patrimonio histórico.
En el 2012 fue cerrada la escuela Nicolás Pacheco, los pocos alumnos que quedaban fueron reubicados.
Algunas madres de familia tocan el timbre de la escuela para calmar a los niños. Ellos gritan "recreooo".