Animales como las serpientes recorren el suelo panameño.
Muchas de ellas pasan inadvertidas entre los herbazales del campo o los patios de las casas.
Las serpientes, debido a su instinto, tienen la fama de ser peligrosas, y los accidentes como mordeduras ocurren a diario en nuestro país, pero las autoridades y los medios les prestan poca atención. Por esa razón, es necesario que se preste más atención y educación para aquellos que día a día trabajan en el campo y se ven afectados por mordeduras de serpientes venenosas.
Aclaro que las serpientes no son las culpables ni deben ser tachadas como animales malignos, por llamarlo de alguna manera. Las serpientes son animales que atacan por instinto, ya sea que se sientan amenazadas, se invada su espacio o bien sea el caso que se les irrite.
Es el caso de la serpiente conocida comúnmente como equis, barba amarilla, mapaná, terciopelo, etc., lo cual hace referencia a la misma serpiente, científicamente descrita como Bothrops asper. Ella es, sin lugar a dudas, la serpiente más peligrosa de Panamá por su veneno altamente tóxico, y que salió a la luz debido al incidente ocurrido con el ministro del Mida, Oscar Osorio, que fue mordido.
¿Y el veneno?
El veneno de este animal tiene componentes miotóxicos, lo que quiere decir que su función es destruir los músculos y tejidos. Uno de sus principales efectos es la necrosis en la zona de la mordida, la cual si no es tratada a tiempo puede conllevar a amputaciones y demás complicaciones médicas.
Por otra parte, también posee un importante componente en el veneno, la Hemotoxina, que afecta principalmente la sangre, destruyendo sus componentes y evitando su coagulación, efecto que puede desencadenar hemorragias generalizadas y degeneración de los órganos y tejidos.
La víbora equis es la serpiente venenosa mayor distribuida por el territorio nacional, se encuentra prácticamente en todos los tipos de hábitat e incluso en zonas urbanas; se puede encontrar desde el nivel del mar y por encima de los 1,500 metros de altura. La víbora equis es una serpiente de gran tamaño, sobrepasa los 2 metros de largo, y las hembras alcanzan mayor longitud que los machos. Una hembra puede parir más de 100 crías por parto, el cual realizan una vez al año, principalmente al empezar la época lluviosa, entre los meses de mayo y julio.
Podemos diferenciar una equis por la característica forma de su cabeza, notablemente más grande que el cuello y que tiene forma de cocada. Su característico patrón corporal, visto desde un costado, parece triangular de color oscuro, pero visto desde la parte de arriba, al unirse, semejan la forma de una X. Sus ojos poseen la pupila vertical y tienen dos orificios notablemente distinguibles entre los ojos y los orificios nasales, los cuales se llaman foseta loreal y son sensores términos que le ayudan a localizar las presas por el calor corporal que emiten.
Precaución
Aunque esta serpiente es peligrosa para el ser humano por su veneno, debemos recordar que nosotros somos quienes invadimos su hábitat. Nosotros no formamos parte de su ciclo alimenticio y la única razón por la que muerde es para defenderse. Si nos encontramos una de ellas, lo mejor es alejarse y dejar que siga su camino, no matarlas, ya que estos animales juegan un papel importante en el ecosistema y son controladores naturales de plagas como roedores y demás.