Fue el 21 de julio de 1998 cuando Panamá despidió a uno de sus más grandes íconos: Victorio Vergara Batista, conocido como "El Tigre". Aquella tarde, la noticia de su fallecimiento fue confirmada por sus allegados y el equipo médico, dejando un profundo vacío en el corazón de la música típica panameña.
Sin embargo, 27 años después, su legado no solo perdura, sino que ruge con la misma fuerza que lo caracterizó. El conjunto que fundó, los Plumas Negras, continúa su obra, llenando coliseos y llevando la inconfundible música de "El Tigre" a nuevas generaciones, tal como él lo hacía.
Manuel “Nenito” Vargas, su amigo y compañero de escenarios, lo recuerda con gran afecto: “Era un maestro, un gran amigo con quien siempre se podía conversar, atento a todo lo que sucedía en la agrupación”.
Vargas describe a Victorio como una persona excepcionalmente alegre, a quien le encantaba interactuar con su público, bajando de la tarima para compartir de cerca con la gente.
"Nenito" Vargas recuerda cómo se unió a la banda en la década de los 70: “Victorio sabía que yo cantaba algunas piezas con Lucho De Sedas. Cuando Lucho salió, yo estaba tocando guitarra en una cantadera en Las Tablas, y él mismo vino a buscarme. Me dijo que me necesitaba esa noche, y allí comenzó mi historia con el conjunto”.
Para quienes tuvieron la oportunidad de trabajar junto a él, esta vigésima séptima conmemoración de su partida es especialmente significativa. Como bien dice “Nenito”, Victorio fue un compañero leal, un jefe inspirador, un amigo sincero y un verdadero maestro.
Conocido también como “El Mandamás”, Victorio Vergara grabó temas inolvidables como “La Profesora” y “El Mundo”, pioneros en discos de acetato a 45 revoluciones por minuto.
Su impacto sigue más vivo que nunca, consolidando a Victorio Vergara como un referente eterno e indispensable en la música típica panameña.