Actriz de Matilda confesó que no se puede ser una estrella infantil sin sufrir daños
La icónica actriz de los 90 se ha sincerado en unas memorias en las que habla de las consecuencias de ser una estrella infantil.
Mara Wilson se adentró en el mundo de la interpretación con tan solo cinco años y poco después ya hacía su debut en el cine con Señora Doubtfire. Más tarde llegarían Melrose Place, A Time to Heal y una actuación en la gala de los Óscar de 1995, de manera que se convirtió en una estrella infantil y ese mismo año fue elegida por Danny DeVito para protagonizar Matilda. Los cineastas y productores se pegaban por ella y los guiones le llegaban para no tener que hacer ni siquiera audiciones, pero decidió alejarse de la actuación cuando tenía 12 años: “Actuar en películas no es muy divertido. Haciendo la misma cosa una y otra vez hasta que, a los ojos del director, esté ‘bien hecho’. No permite mucho la libertad creativa. Los mejores momentos que he tenido en los rodajes fueron los tiempos en que los directores me permitieron expresarme, pero eran raros”, explicó en 2012 tras su reaparición. Ahora Mara ha publicado unas memorias en las que se ha sincerado sobre las consecuencias de ser una estrella infantil.
“No creo que puedas ser una estrella infantil sin sufrir daños”, asegura para The Guardian. “Un niño malcriado es aquel que no hace lo que se le dice; los niños actores solo hacen lo que se les dice. Los niños malcriados son egoístas y codiciosos; los niños actores a menudo mantienen a sus familias. Un niño malcriado nunca llegará muy lejos en la industria del entretenimiento”, confiesa. El problema es que su actitud cambió y lo único que hacía era comportarse para ser aceptada, para ser esa buena chica que todos querían, pero entonces salían las odiosas comparaciones que querían convertirla en Matilda también en la vida real.
“Notaba cómo las personas que me conocían se sentían decepcionadas porque yo no era tan inteligente, divertida o agradable como esperaban que fuera. Creo que esperaban que fuese Matilda, que es maravillosa, pero no es real”, detalla. “Matilda era brillante en todos los sentidos. Inteligente, amable y poderosa. Luego me conocían a mí: una niña rara y socialmente incómoda que a veces se enfadaba... pero que no podía canalizar esa rabia en superpoderes”. El personaje la perseguía, la martirizaba, sentía que era una comparación que nunca iba a poder ganar.
Lidiar con la fama
Mientras Mara Wilson se convertía en una estrella infantil, tenía que luchar contra las consecuencias de la fama internacional y con la enfermedad y posterior muerte de su madre. Suzie Shapiro fue diagnosticada con cáncer de mama en marzo de 1995 y murió tan solo un año después por el avanzado estado de la enfermedad. “Me sentí perdida y sin rumbo. Está la persona que era antes de aquello y la que fui después. Mi madre era alguien omnipresente en mi vida, jamás pensé que pudiera morir”.
Por lo otro lado, Mara reconoce que es perfectamente consciente de que fue “sexualidad” siendo solo una niña y no solo por aquellas personas con las que trabajaba, sino “por el mundo en general”. De hecho, recuerda que algunos periodistas le preguntaban, cuando solo tenía siete años, que si sabía qué era el beso francés o quién era el actor “más sexy” y que recibía cartas de adultos con “contenido inapropiado”.