Estas entrevistas que le realizan los medios internacionales a Rubén Blades siempre salen buenas. Es que él siempre habla largo y tendido, siempre tiene algo asombroso y nuevo que contar de su vida, de su género: la salsa, de su carrera, de su Panamá.
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Blades fue entrevistado por el sitio web Arcadia. En el mismo se le preguntó de todo un poco, pero nos llamó la atención que él confesó que le dijo a Residente, su gran amigo, que por qué no prefirió la salsa para expresarse.
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"Una vez le pregunte a René Pérez (conocido como «Residente»), por qué no había preferido la Salsa como medio de expresión y me respondió que él no sabía cantar, no podía sostener melodías permanentemente. Una respuesta honesta y muy clara", explicó Blades.
Para el salsero panameño el reguetón apela de forma visceral a la libido de los adolescentes, las letras de contenido erótico encuentran un eco natural en esa edad, los videos reafirman la época del selfie, del yo, yo. Mientras, la «salsa» presenta un formato más adulto, más sofisticado. Se tiene que saber cantar con afinación, para bailar hay que entender la clave, todo es mucho más complejo. El reguetón, por su lado, es la salida, el escape rebelde que encuentra en la monotonía rítmica y en la no complejidad armónica una explicación existencial.
"Pero también aceptemos que la Salsa, en Estados Unidos, degeneró en una propuesta sin imaginación, perdió su convicción social y no supo renovarse ni crear nuevas fuentes de apoyo. Y si bien el reguetón empezó como una propuesta fundamentada en el sexo como diversión, algunos exponentes como René Pérez comprendieron su posibilidad comunicadora y de propuesta. Su canción Latinoamérica no puede compararse a lo que hoy hacen artistas considerados reguetoneros", explicó.
Salsa y política: ¿cómo se resuelve esa ecuación en una música que por lo general se caracteriza por su corte festivo?
Hay espacio para todo. "No tiene que ser lo uno o lo otro. Esa es una discusión entre los extremistas. Los temas no tienen que limitarse a lo que un grupo exige. Si no les gusta entonces que no lo oigan. Pero es absurdo asumir que alguien tiene el derecho a prohibir o a determinar qué sirve y qué no, o cómo y qué se debe tocar", dijo.
También habló de sus experiencias en el mundo de la política en Panamá
"Como encargado del turismo en Panamá dediqué cinco años de mi vida exclusivamente a mi país, a mi pueblo, a mis convicciones y palabras. Durante ese periodo no hice películas, ni giras, ni publiqué discos como en años anteriores. La experiencia de servicio al país me hizo menos egoísta, mejor persona, afirmé mi espiritualidad, me hizo más solidario y mejor informado sobre mi pueblo y mi patria. Me demostró que lo que pienso, digo, siento y hago conforman la base sobre la que se construye la integridad personal. Defendí con acciones lo que escribí por años. No dudé en dejar mi comodidad personal ni mis entradas económicas para servir a la comunidad y eso me alegra más allá de lo que cualquiera pueda imaginar. Mucha gente vive quejándose, insultando, atacando y no se suman a la solución del problema que critican", comentó.
Luego, como candidato a presidente en 1994 y co-fundador del movimiento político Papa Egoro, "no compramos votos, no aceptamos alianzas con la corrupción y no vendimos nuestros ideales. Demostramos que era posible crear una alternativa política fuera de la partidocracia corrupta. Aunque no ganamos la elección de 1994, la experiencia demostró que era posible enfrentarse al statu quo, y hacerle frente", contó. Dijo que al final demostraron que no te compran, si tú no te vendes. Personalmente, ambas experiencias han sido importantes porque afirmaron su coherencia con lo que escribe, dice, piensa y siente.