Gabriel Soto continúa su demanda por divulgación de video íntimo
El actor mexicano emprendió en 2016 acciones legales en contra de la revista TVnotas luego de que esta publicara imágenes del actor con la actriz Marjorie de Sousa con el rumor de que ambos tenían una relación.
A sus 46 años, Gabriel Soto no solamente sigue siendo uno de los galanes de telenovela más codiciados sino que se ha convertido en un ejemplo de búsqueda de justicia en México, por la que peleará “hasta las últimas consecuencias” tras haber sido víctima de la filtración de un video íntimo, explica en entrevista con Efe.
”Como figura pública no dejas de ser un ejemplo dependiendo lo que hagas, bueno o malo para la gente. Mi objetivo ha sido siempre la justicia, cuando algo no se me hace justo peleo hasta las últimas consecuencias y de las demandas que he puesto hemos marcado precedentes importantes”, explica Soto.
El actor mexicano emprendió en 2016 acciones legales en contra de la revista TVnotas luego de que esta publicara imágenes del actor con la actriz Marjorie de Sousa con el rumor de que ambos tenían una relación. Soto, que entonces estaba casado con Geraldine Bazan, lo desmintió y en noviembre de 2021 ganó la demanda contra la revista de la editorial Notmusa por el uso ilegal de su imagen.
”Esta demanda llevó más de cinco años y llegó hasta la Suprema Corte de Justicia y hubo un comunicado en donde se marca este precedente”, cuenta Soto. También ganó la demanda que junto a su actual pareja Irina Baeva emprendió contra la polémica conductora Laura Bozzo luego de que esta hiciera comentarios sobre la culpabilidad de Baeva en la separación de Soto con su exesposa.
Pero por si esto fuera poco, en 2020 Soto fue víctima de la filtración de un video íntimo en redes sociales, que le generó impacto emocional y problemas familiares. Esto lo llevó a ejercer la correspondiente denuncia impulsado por la recién aprobada Ley Olimpia en México que castiga como delito el divulgar, publicar, compartir y distribuir imágenes, videos o audio de contenido sexual de una persona adulta sin su consentimiento.
”No es fácil, quita mucho tiempo, energía y mucho dinero pero el daño que a mí me hicieron fue muchísimo y por eso vale la pena seguir luchando”, apunta.