¡Impactante! Omóplato casi dislocado, las costillas salidas como si fueran el perfil de una carretera de montaña y unos brazos tan delgados como las muñecas de las modelos de pasarela.
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El cambio físico de Joaquin Phoenix para su último papel no ha podido ser más extremo, pero ha logrado su objetivo: un personaje digno de lástima y al mismo tiempo desagradable.
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Phoenix llegó a perder hasta 23 kilos, un desgaste físico y mental que, según contó en Toronto a ABC, le llevó a pensar que «iba a volverse loco».
Su personaje es extremadamente delgado, algo que le hizo tener reservas a la hora de aceptar el papel debido a la drástica dieta a la que se debería someter. Finalmente firmó con Warner y decidió meterse en la piel de "Joker".
Fueron unos ocho meses de preparación del personaje (sobre todo de la risa) de los cuales cuatro estuvo bajo estricta dieta. «Era una forma horrible de vivir», dijo a «The New York Times» en Venecia. «Creo que [el Joker] debería tener algo más de peso, pero Todd Phillip, el director, dijo: "Deberías hacer una persona realmente delgada"». «Esa pérdida de peso [...] afecta a tu mente. Empiezas a enloquecer cuando pierdes esa cantidad de peso en ese tiempo», explicó.
¿Cómo consiguió esa pérdida de peso?
Los rumores sobre la dieta que había seguido el actor, de 44 años apuntaban a que solo comía una manzana al día. Parece una locura, pero como Phoenix es conocido por las cosas tan radicales que ha hecho para preparar sus papeles, todo parecía posible.
Muchos medios se hicieron eco del primer rumor, pero como promover los desórdenes alimenticios no parece la mejor publicidad para una película, rápidamente salió a desmentir esa dieta criminal. «No fue solo una manzana al día, no. También tenía algo de lechuga y judías verdes al vapor», contó en la revista Acces. «Es algo que ya había hecho antes, y trabajas bajo control de un médico, supervisado y seguro», explicó.
Aprendió a bailar y fluyó, no se dejó influenciar por ningún comic
La bajada de peso, según el propio Phoenix, le llevó a interpretar un Joker mucho más físico, de ahí su baile. «Cuando empecé a investigar, decidí hacerlo a mi manera. Aprendí baile y contorsionismo, y no dejé que ninguna interpretación previa o ningún comic me influyera. Tuve la suficiente libertad para encontrar mi versión del Joker», contaba a ABC.
Cambios que gustan
Estos cambios gustan al público, a la crítica y a la Academia de Hollywood. Sin ir má lejos, Gary Oldman ganó el Óscar a mejor actor tras engordar un buen puñado de kilos para dar vida a Winston Churchill en «El instante más oscuro». Misma suerte corrió Matthew McConaughey en «Dallas Buyers Club», en este caso perdiendo 20 kilos.
Por su parte, Charlize Theron recogió 15 kilos para su papel de «Monster».