- La señora Rosa María era originaria de Cuba y, según su hija, cantaba todo el tiempo.
Siempre conmueve la frase que dice que todos los días son el Día de la Madre, y que hay que celebrarlas y aprovecharlas, porque estos seres divinos que nos dieron la vida y nos dan el amor más puro que puede existir, lamentablemente, no duran para siempre en este mundo.
Hace once años, aproximadamente, una de las personalidades más queridas de Panamá, por su carisma, talento, belleza y sencillez, Roseta Bordanea, tiene a su mamá como un ángel guardián, pues la dejó físicamente para estar junto con Dios, en el cielo.
En una fecha tan especial como esta, en la que todos celebramos a nuestras madres, también es momento de recordar a las que no están, como es el caso de Roseta, quien conversó con nosotros de este tema tan especial.
Desde que falleció, fechas como estas son fechas tristes y especiales para recordarla y honrarla... al principio lloraba mucho, pero con el tiempo, aunque no se vaya la nostalgia, ha ido evolucionando ese sentimiento y prefiero hacer cosas para sentirme con ella, como lo que más le gustaba hacer, o lo que podría estar haciendo con ella, comentó con una voz cargada de sentimientos la presen tadora de Tu Mañana.
Según ella, en los días de la madre ha optado, a través de los años, por enfocarse y celebrar a sus hermanas, que siendo mayores que ella son madres, y por supuesto, compartir con la familia como lo habría querido su madre.
Cuando Roseta habla de su mamá, Rosa María Tschumy de Bordanea, no puede evitar que se sienta una sonrisa en sus palabras, la describe como una mujer alegre, optimista, entregada, sencilla e ingenua, que siempre pensaba que todo el mundo era bueno, de hecho, virtudes que Roseta sabe heredó de ella.
La señora Rosa María era originaria de Cuba, según su hija, cantaba todo el tiempo, de hecho era una soprano cubana excepcional.
No puede existir solo una anécdota cuando de una persona tan llena de luz se trata, por eso nos cuenta Roseta que para ella es un feliz recuerdo saber que su mamá siempre les cantaba, cuando iba en el carro, cuando estaban en la casa, al jugar. Yo soy la menor de cinco hermanos, o sea la benjamina, mi mamá me tuvo tarde, a los 42 años, pero nunca estuvo muy cansada para jugar conmigo, recuerdo verla llegar del trabajo y cambiarse rápido de ropa para estar conmigo y divertirnos.
Al cumplir los 11 años, Roseta tuvo que enfrentar con su mamá la dura enfermedad que se la llevó, un cáncer de ovario contra el que luchó aproximadamente cuatro años, aunque la presentadora y también cantante recuerda que su mamá nunca le habló de muerte, siempre fue optimista ante la adversidad, y se propuso durar por lo menos hasta que su niña menor cumpliera 15 años, y cumplió su promesa, pues Roseta tuvo en su importante fecha a su madre.
Semanas después empeoró, y luego murió teniendo yo 15 años, relata, mientras agrega que siempre pide por su alma y piensa mucho en ella, por eso se mantiene teniendo a la familia primero y compartiendo mucho, justo como su ahora ángel de la guarda hubiera querido.
En la vida, Dios nos pone recompensas y estas aparecieron años después para Roseta, pues, a pesar de haber perdido a su madre, su familia es muy unida, y además de eso, como ella cuenta, desde hace cuatro años la felicidad es más.
Amo con locura a mi suegra, Gianna Vaprio de De la Guardia, es como una madre para mí, me aconseja, me ama, me cuida, y yo doy todo por ella, desde hace cuatro años fechas así son para celebrarla a ella también, que es uno de los seres más especiales en mi vida, cuenta la ahora esposa de Manuel De la Guardia.
Para Roseta, el amor de su suegra es un amor incondicional como el de una madre, y en este 8 de diciembre su cariño lo vuelca en quien abrió su corazón para ella.
Sobre ser madre por su cuenta, nos contó que es un anhelo que tiene vivo junto con su esposo, aunque aún se consideran jóvenes (ella tiene 26 y el 29 años), es posible que eso venga muy pronto, por el momento estamos disfrutando de nuestro matrimonio y construyendo con bases sólidas este edificio que es nuestra vida juntos, concluyó.