Hoy 31 de agosto se cumplen 24 años de la muerte de Diana de Gales en un trágico accidente que dejó a todo un país conmocionado y a sus dos hijos, los príncipes Harry y William, con tan solo 12 y 15 años, devastados.
Es probable que los hermanos, nietos de la reina Isabel II, pasen esta fecha en la intimidad, como han hecho años anteriores, después de que rindieran homenaje a su madre el pasado 1 de julio al inaugurar una estatua en su honor, el día en el que habría cumplido 60 años.
En su primer encuentro público desde el funeral del duque de Edimburgo, William y Harry dejaron de lado sus diferencias y expresaron su deseo de que Lady Di "estuviera aún" con ellos.
Ambos han mostrado en múltiples ocasiones el dolor por la ausencia de su madre, cuando ambos eran aún muy pequeños. "Cada día, desearíamos que aún estuviera con nosotros, y nuestra esperanza es que esta estatua sea vista para siempre como un símbolo de su vida y su legado", afirmaron en un comunicado tras inaugurar la estatua, en el que destacaron "la calidez, la elegancia y la energía" de Diana, además del "impacto universal y generacional" de su trabajo.
Un accidente de tráfico en París al huir de los paparazzi acabó con su vida
Reino Unido amanecía hace 24 años con la noticia de la muerte de Diana -divorciada del príncipe Carlos y heredero a la corona británica- en un accidente de tráfico en París mientras viajaba con su amigo Dodi Al Fayed, quien también perdió la vida.
La tragedia ocurrió en el puente del Alma cuando el coche en el que viajaba la princesa iba a toda velocidad en un intento por escapar de la agresiva persecución de los paparazzi, los mismos que días antes la fotografiaron en Francia mientras pasaba unas vacaciones con Dodi Al Fayed y su familia, dueña entonces de los grandes almacenes londinenses Harrods.
La noticia del accidente, en el que también murió el conductor Henri Paul, llegó al Reino Unido sobre la 01.00 hora local cuando la princesa estaba con vida y hospitalizada, aunque se sabía que había sufrido heridas muy graves en la cabeza.
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La confirmación de su muerte se produjo unas dos horas después de fuentes reales, mientras Harry y William pasaban las vacaciones con su padre, el príncipe Carlos, y sus abuelos en el castillo escocés de Balmoral.
Hasta el día del funeral -el 6 de septiembre de 1997 en la Abadía de Westminster (Londres)-, el Reino Unido vivió seis días que transformaron a la monarquía, vista como distante y fría. La histeria colectiva que provocó la muerte de Diana forzó a Isabel II a romper su silencio para viajar desde Escocia al palacio de Buckingham, del que salió caminando para ver el mar de flores, en un acto sin precedentes y que sorprendió a todos.