Gran parte del éxito que Sech ha tenido se lo debe a Rich Méndez, quien confió en el gran talento del panameño y lo firmó para su famoso sello Rich Music, en el que trabaja junto a su hijo.
Además de Sech, Justin Quiles, Dalex, Rike Music, Dímelo Flow, Chris Marsh, Simon Dice, Jhon El Diver, son algunos artistas que forman parte de este sello del denominado magnate de la música latina y que deciden brindarle su apoyo en este momento tan difícil por el que atraviesa con el "hashtag" en redes sociales: #richmusicstrong.
Y es que en una entrevista a un medio internacional él comentó: "He tenido los mejores 10 años de mi vida". "Y también los peores 10 años de mi vida", enfatizó. ¿Porqué?
A medida que se convertía en una poderosa figura de la industria musical latina en Miami, luchaba en silencio para mantenerse fuera de la cárcel tras haber sido acusado de participar en una estafa de propiedades hace 10 años. Pagó una indemnización y cooperó con la Fiscalía, aunque no pudo evitar una condena de prisión que le impuso un juez de Texas.
Hoy debe entregarse a una prisión federal de Miami para comenzar a cumplir una condena de cinco años.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, podría perdonarle o conmutarle la pena, pero aún no ha pasado. La historia de Rich ha sido defendida por el presentador de TV John Cardillo, de Newsmax, como un ejemplo de "implacables fiscales del Departamento de Justicia que destruyen vidas".
¿Y qué va a pasar con el sello?
Tendrá que manejar su negocio desde prisión. Su socio e hijo, Josh Méndez, de 31 años, y los más de 30 empleados del sello, se encargarán de los estudios y de los artistas. "Si la música es buena, todo lo demás va a seguir adelante", dijo Méndez. "No veo cómo podría afectarnos", dijo al Nuevo Herald.
Para los que no sabían, tanto él como su esposa de muchos años, Dawn Méndez, tuvieron que trabajar como camareros antes de que a la familia se le diera otra oportunidad de hacer negocios.
Cometió un error
"Lo que él no sabía es que la industria de vender propiedades por teléfono es muy sucia", dijo Philip Reizenstein, abogado de Méndez, que tiene su bufete en Miami.
Méndez y otro hombre tenían a su cargo una compañía de Orlando llamada Resorts Condos Management.
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"Cometí un error", dijo Méndez. "Me metí en un negocio del que no sabía nada".
Según los fiscales, entre principios de 2009 y finales de 2010, los vendedores de Méndez en el negocio hicieron "llamadas no solicitadas a los dueños de propiedades de time share", convenciéndolos de pagar diversos tipos de tarifas por "ventas falsas de sus propiedades". Pensando que las ventas eran legítimas, los dueños entregaron miles de dólares en presuntos "costos de cierres". Despidió a sus vendedores cuando descubrió que usaban "trampas y engaños" para atraer a clientes y hacerlos pagar. Durante un tiempo, el negocio continuó, pero cuando todo siguió funcionando de forma ilegal, Méndez cerró la compañía.