¡Así es la realeza! Hace unos días, el principado de Mónaco, localizado en la costa mediterránea de Francia, emitió un oficio y se anunció que el soberano Alberto II de Mónaco contrajo el coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad COVID-19. El hijo de los fallecidos Rainiero III y Grace Kelly recibe el trato de Su Alteza Serenísima y, aunque se sabe que su estado de salud es estable, surge una duda ¿quién podría sucederlo en caso de que su salud se agravara, en una región que se basa en ley sálica?
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La constitución monegasca establece en su artículo 11: "... En caso de que el príncipe no pueda ejercer sus funciones, la organización y las condiciones de ejercicio de la regencia están previstas por las Leyes de la Casa de la Familia Soberana", las cuales, dictan en su artículo 6: "En caso de incapacidad, el príncipe reinante puede, por una ordenanza soberana, delegar el ejercicio de sus poderes al príncipe heredero en caso de que sea mayor de edad, de lo contrario, a su cónyuge o, si carece de uno, al más cercano heredero de la edad en el orden de sucesión", informó Royal Central.
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Sin embargo, como en el principado de Mónaco se aplica la ley sálica (solo los hombres pueden ser herederos) y el príncipe heredero es su hijo Jacques, quien tiene 5 años, la regencia tendría que pasar a manos de su mamá, la princesa Charlene, esposa de Alberto II.
Pero en caso de que una mala noticia ocurriera y se informara que el príncipe Alberto II de Mónaco hubiera perdido la vida, esto lo que ocurriría: "la regencia es ejercida por el cónyuge del príncipe fallecido que tiene la custodia del niño o, en su defecto, por el heredero más cercano en la orden de sucesión. La regencia solo puede ser ejercida por una persona de nacionalidad monegasca ". Y todo apunta a que la sudafricana y exatleta Charlene tomaría el cargo en lo que su hijo llega a la mayoría de edad. Pero en caso de que ella no quisiera tomar esa responsabilidad, pasaría a manos de la hermana mayor de Alberto, la princesa Carolina.