Este miércoles R. Kelly fue condenado a 30 años de cárcel en el marco de su juicio por tráfico sexual y asociación con el crimen organizado nueve meses después de ser declarado culpable por un jurado en un tribunal de Brooklyn en el que testificaron más de cuatro decenas de sus víctimas.
Este ha sido el desenlace de un caso que comenzó hace varias décadas, cuando surgieron las primeras acusaciones públicas en contra de la estrella del R B, aunque hubo que esperar hasta 2019 para que se produjera su arresto e ingresara definitivamente en prisión, donde ha pasado los últimos tres años.
Varias de las mujeres de las que abusó aprovechando su fama y su poder, en algunos casos mientras aún eran menores de edad, compartieron sus testimonios ayer antes de que se leyera la sentencia mientras el músico permanecía impasible. Él, por su parte, rechazó la posibilidad de hacer una declaración y no reaccionó cuando finalmente escuchó la pena a la que se enfrenta.
Inicialmente el equipo legal de R. Kelly pedía tan solo 10 años de cárcel, el mínimo para los cargos presentados en su contra, alegando que ya no supone un peligro para la sociedad. En comparación, los 30 que tiene ahora por delante suponen una victoria para las víctimas, pero no todas estas satisfechas con el desenlace del caso.
Lizzette Martínez, que fue una de las personas que compartió su testimonio, no considera que sea suficiente por haber organizado toda una red que explotaba a jóvenes aspirantes a artistas y a menores de edad, aunque también reconoce que jamás pensó que R. Kelly acabaría enfrentándose a la justicia por sus crímenes. "Personalmente no creo creo que sea suficiente, pero estoy satisfecha", aseguró en un comunicado público tras conocerse la sentencia.
R. Kelly todavía se enfrenta a otro juicio en Chicago, que comenzará en agosto, por posesión de pornografía infantil, y también se han presentado cargos en su contra en Illinois y Minnesota.