¡Y que viva, viva Panamá! Bad Bunny se inspiró en los tembleques para la MET Gala
El intérprete se colocó tembleques dorados en su peinado. Todas sus joyas fueron inspiradas en La Pollera.
Bad Bunny tenía que debutar en los "Oscar de la moda", o sea, en la MET Gala de una forma magistral, que no pasara desapercibida, y así lo hizo. Lo que llama la atención es que el boricua se inspiró en Panamá para esta gran ocasión.
La llegada de Bad Bunny al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York fue una de las grandes sorpresas de la noche, pues no se tenía contemplada la asistencia del puertorriqueño que arribó poco antes de que el paso de celebridades por la pink carpet finalizara. Como suele ser común en Benito Martínez, su nombre real, realizó una entrada triunfal con un look que acaparó todas las miradas gracias a la extravagante forma en la que abordó la temática.
Recordemos que el tema central fue Gilded Glamour, “In America: An Anthology of Fashion”, o un repaso por la historia de la moda Norteamericana, temática que da continuación a la exposición anual que el Instituto del Vestido realiza, la cual es beneficiada por las donaciones que el Costume Institute Gala recauda durante la noche más glamurosa del año.
Bad Bunny arribó con un llamativo look firmado por Burberry, casa de moda que hizo una sútil referencia a la gabardina que a lo largo de los años prevalece como una de las prendas más ovacionadas de la marca.
¿En dónde está Panamá en su atuendo?
Nada más y nada menos, que en su peinado.
Y es que se conoció que las prendas que el intérprete utilizó fueron inspiradas en los tembleques panameños. Como todos saben, estos accesorios forman parte del traje típico nacional femenino: La Pollera.
"Esto fue inspirado en Centroamérica, diseño de Panamá", dijo Benito.
Los anillos y todas las joyas del intérprete con las que desfiló en la alfombra roja fueron inspiradas en Panamá.
Cabe destacar que su equipo de estilistas para la MET Gala 2022 se basó en la elegancia y sofistificación en la ropa para caballero que predominaba durante finales de 1890 y principios de 1900, donde la etiqueta era requisito indispensable para cualquier ocasión.