Desde la tierra donde nadie es forastero, Chitré, les contaré en exclusiva la historia de la familia Regueira-Pérez, narrada de la viva voz de Mireya Pérez de Regueira, madre de los cantantes de rock.
Sentada sobre uno de los troncos del rancho de su casa, la señora Mary nos cuenta que enviudó a los 27 años. Su esposo murió un 23 de mayo de 1979, quedando El Chispín de 13 días de nacido, Ramón de 2 1/2 y Emilio de 7.
Fueron momentos muy difíciles, al principio pensé que me iba a morir. Creí que no iba a poder salir adelante con los muchachos, pero en este mundo hay gente muy buena y a la que le debo muchos favores, como son monseñor José María Carrizo, los padres agustinos, Elvira de Crespo y muchas otras personas de Chitré que me extendieron la mano en aquel momento triste de mi vida, puntualizó la mamá de los artistas, quien nos dio la bienvenida con un delicioso dulce de marañón.
Mary, como cariñosamente le apodan a Mireya, jamás olvidará aquel 23 de mayo, cuando su esposo se levantó temprano, desayunó y se fue a trabajar. Esa fue la última vez que lo vio de pie, pues cuando regresó estaba muerto, producto de un infarto.
Él era un diseñador español al que Mary conoció en una refresquería de Chitré; desde el primer momento en que se vieron Mireya supo que el era el hombre con deseaba casarse, igual él. Y fue así que él, de 43 años y ella, de 19, decidieron unirse ante Dios y la ley.
Fue muy difícil recordar esta etapa de su vida sin que las lágrimas corrieran por sus mejillas, pero continuó narrando ese pasado, hoy superado.
Para una madre que pierde a su esposo y queda con tres niños a la deriva y frente a una situación económica preocupante, no es fácil salir adelante. En aquel entonces yo estaba programando mi vida futura, pero nunca conté con Dios ni estaba tan comprometida con él como lo estoy actualmente. Fue cuando murió Emilio que me convertí, confesó Mary, quien nos aseguró que en aquellos momentos tristes los amigos españoles de su esposo se apartaron de ella.
Creció espiritualmente
Tras su sufrimiento, a Mary no le quedó de otra que empezar a trabajar en el INTEL. Durante ese tiempo pudo comprender que todas las cosas que le pasaron eran buenas, quizás ella no lo entendió en el momento, pero cuando fueron pasando los días comprendió el mensaje y adónde Dios la quería llevar. Todo ese sufrimiento que viví me sirvió para crecer espiritualmente, y hoy ser una mejor persona, contó.
Voluntaria en el Hogar María Auxiliadora
Desde 1983 comenzó a ser voluntaria en el Hogar María Auxiliadora, cuando veía llegar a esas niñas de los campos con tantas necesidades, pensaba en lo que yo había vivido y veía que no era nada comparado al dolor de esas jovencitas. Es así como Mireya empieza a involucrarse en el sufrimiento ajeno y va trabajando hasta ver la mano de Dios.
Sus inicios en el canto
Cuando Mary busca la Iglesia, lleva a sus tres pequeñines para que canten con ella en el coro de la catedral de Chitré. Para ese entonces, Emilio se encuentra una guitarra eléctrica en un anaquel, estaba dañada pero él la arregló y fue su guitarra de todos los tiempos.
Para los Regueira, la casa parroquial era su segunda casa, iban todos los días, cantaban, oraban y así fueron creciendo bajo la influencia de la Iglesia.
Pese a que Emilio tocaba varios instrumentos, siempre se inclinó por la guitarra. Entró a la escuela Bellas Artes y cada vez fue perfeccionándose más y más.
La guitarra fue el refugio de Emilio, el jovencito se encerraba horas y horas en su cuarto, tocando el instrumento. A la señora Mireya le daba tristeza observarlo, nunca pensó verlo tan lejos.
Para Spencer y Víctor, su hermano mayor es como un padre, siempre lo han admirado e imitado, sobre todo El Chispín.
Abandonaron la casa
La señora de Regueira nos dejó muy claro que no estaba de acuerdo con que Emilio estudiara música y él lo sabía. Ella quería que él hiciera primero una carrera. Eso fue motivo suficiente para Emilio viviera amargado y molesto con su madre parte de su juventud.
Pese a su afición por la música, entró a la universidad y se graduó de Mecánica Industrial, cuando recibió el diploma se lo entregó a su mamá y le dijo: Tome, que este diploma es suyo, ahora yo voy hacer lo que me gusta. Tiempo después se fue de la casa sin decirle nada a su madre. Luego lo siguieron sus dos hermanos.
La partida de los chicos fue algo terrible para esta madre, pues no sabía dónde estaban ni qué hacían, no había alma que le diera razón de sus hijos.
El sufrimiento fue grande, pero nunca se dio por vencida, hasta que apareció un ángel que le informó que los muchachos estaban en un apartamento en Carrasquilla.
Mary viajó a la ciudad en busca de sus hijos de 18 años y los otros dos menores de edad. Hoy, ellos se ríen junto a su madre de las locuras que hicieron en el pasado.
Tengo una excelente relación con mis hijos y con mis nueras, respeto sus creencias religiosas, pero pienso que uno debe profundizar y permanecer en la Iglesia donde fuimos bautizados. Prefiero verlos quietos a sentir esa angustia de que estén tomando o en peligro. Dios es padre de todos nosotros y nosotros tenemos que amarlo y darle testimonio de nuestras vidas. La vida es Dios y dado un tiempo de cumplida nuestra misión, tenemos que partir, expresó la hija de Los Cerritos de Los Pozos.
Oró para sacarlos del vicio
Al preguntarle a la señora Mary qué hizo para ayudar a sus hijos a salir de las drogas y el alcohol aseguró que siendo muy devota de la Virgen y del rosario y que siempre los tuvo en sus oraciones y de todo corazón Dios le hizo el milagro de que sus hijos abandonaran esa vida triste que llevaban, reconoció.
Quizás la influencia los llevó a eso, pues la calle te ofrece tantas cosas. Pero la oración y mi perseverancia lograron sacarlos de eso. Yo los buscaba a donde estuvieran, los padres siempre deben saber donde están sus hijos, ya que Satanás no duerme, explicó Mireya, quien hoy no tiene queja alguna de sus tres hijos.
Ella es muy unida a sus hijos y ha comprendido que su trabajo es muy difícil y sacrificado, por eso siempre espera que ellos vengan a verla. Pese a eso, todos los días habla con ellos por teléfono y con sus nueras.
Lo más que ha demorado en ver a su hijo son 19 días, cuando Emilio Regueira se fue de gira por Centroamérica. Durante ese tiempo, el solo recordarlo le aguaba los ojos a la señora Mireya.
Jessica y El Chispín la visten
Hoy, Mary es una mamá bendecida y agradecida con Dios. Ella no gasta plata en ropa ni tampoco va a los almacenes de compra, pues su hijo Víctor y su nuera Jessica la visten de pie a cabeza para que se modernice. Ellos conocen su talla y sus gustos. No es la ropa sino lo que lleva uno por dentro, confesó.
Arrepentida de no haberse casado de nuevo
Me arrepiento de no haberme casado por segunda vez, pues hoy no estaría tan sola. Ahora ya es muy tarde, pero le aconsejo a cualquier madre que pase por lo mismo, que piense en ella y se case, ya que los hijos tienen su vida independiente. Yo tengo la compañía de dos perros y eso no es muy agradable.
La mamá de Emilio, Víctor y Spencer finalizó nuestra amena conversación diciendo que su tiempo libre se lo dedica a la Iglesia y eso llena su vida, y no se siente tan sola.