El Senado de Colombia aprobó un proyecto de ley que busca eliminar el matrimonio infantil y las uniones tempranas en el país, que se encuentra en el puesto número 20 de uniones de niñas y adolescentes menores de 15 años, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
"Quiero agradecerle a esta plenaria una discusión tan rica, que hayamos terminado con una aprobación por aclamación", expresó una de las ponentes de la iniciativa, la senadora de la coalición oficialista Pacto Histórico Clara López, luego de que fuera aprobado el proyecto, que pasará a ser ley una vez que el presidente Gustavo Petro lo sancione.
La iniciativa, que lleva por título 'Son niñas, no esposas', más allá de prohibir el matrimonio, busca establecer un programa nacional de atención integral a proyectos de vida para niños, niñas y adolescentes, un plan que acompañe a estos menores y les dé alternativas de vida.
Un 'no' al matrimonio infantil y las uniones tempranas
"Colombia sale de la vergonzosa lista de países que permiten el matrimonio infantil. Aprobada la prohibición del matrimonio infantil y las uniones tempranas", ha celebrado en la red social X la representante a la Cámara del partido Dignidad y Compromiso y otra de las impulsoras del proyecto que ahora será ley, Jennifer Pedraza.
Colombia ocupa el puesto número 20 a nivel mundial en uniones de niñas y adolescentes antes de los 15 años, según el informe de Unicef Análisis de situación de los matrimonios infantiles y las uniones tempranas en Colombia, publicado en 2022. De acuerdo con este reporte, también ocupa el puesto número 11 a nivel mundial en uniones de niñas y adolescentes antes de los 18 años.
Según el Censo Nacional, para 2018 más de 340.000 niñas y adolescentes (el 8,6 % del total) estaban casadas o en uniones tempranas. Esto se traduce en que el 23 % de las mujeres entre 20 a 24 años estaban casadas o unidas antes de los 18 años y el 5 % antes de los 15 años.
Niñas indígenas en situación de riesgo
En niños y adolescentes esa cifra era de unas 133.000, lo que supone el 3,2 %, en un fenómeno que, por lo tanto, es más común entre las niñas y sobre todo en poblaciones rurales que viven alejadas de servicios, indígenas y afrocolombianas.
Alrededor de un tercio de las niñas indígenas son casadas antes de cumplir la mayoría de edad con hombres que duplican o triplican su edad, lo que deriva en graves consecuencias, como la violencia sexual, embarazos tempranos y deserción escolar.
Hasta el momento, a pesar de que Colombia haya firmado y ratificado instrumentos jurídicos internacionales que prohíben el matrimonio infantil, como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, el Código Civil permite que adolescentes desde los 14 años se puedan casar si sus padres o tutores legales lo consienten.
Veintiún países de América Latina aún permiten uniones antes de los 18 años
Una vez que el presidente Petro sancione la ley, Colombia saldrá de la lista roja de países que permiten los matrimonios infantiles y las uniones tempranas. Pero en América Latina aún existen otros 21 estados en los que estas uniones están permitidas.
Según cifras de Unicef, una de cada cuatro mujeres jóvenes en América Latina y el Caribe contrajo matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de cumplir los 18 años. Y la mayoría de las que contrajeron matrimonio durante su niñez fueron madres antes de cumplir la mayoría de edad.
Estas cifras también señalan que el 25 % de las mujeres de la región había contraído matrimonio por primera vez o mantenía una unión temprana antes de haber cumplido los 18 años, lo cual es superior a la tasa mundial de prevalencia de los matrimonios infantiles, que es de 21 %.
Pero lo cierto es que muchas de estas uniones, en las que las edades de las niñas pueden llegar a los 8 años, también se realizan en la informalidad, lo que hace mucho más difícil su control y registro.
Los matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas, tienen impactos en la integridad física y psicológica de las niñas y adolescentes. Además, limitan su autonomía para tomar decisiones, conllevan restricciones de tiempo ante la gran carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y obstaculizan su acceso a oportunidades y recursos.