Un fármaco desarrollado en forma experimental por investigadores de la Universidad Johns Hopkins ha logrado ralentizar en ratones tanto la progresión del mal de Párkinson como sus síntomas, informó hoy dicho centro universitario.
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Los investigadores, que en experimentos con cultivos celulares del cerebro humano y un modelo preclínico de la enfermedad de Párkinson en ratones descubrieron que el llamado NLY01 detiene la degeneración neuronal, proyectan probar este mismo año el fármaco en ensayos clínicos.
El fármaco protege de una forma realmente asombrosa las células diana del sistema nervioso, explica Ted Dawson, director del Instituto de Ingeniería Celular y profesor de neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, con sede en Baltimore (Maryland).
Si los ensayos clínicos son exitosos, el NLY01 sería uno de los primeros tratamientos farmacológicos cuya acción no solo estaría encaminada a mejorar la rigidez muscular, los temblores y la demencia, entre otros síntomas del párkinson, sino concretamente a frenar la progresión de la enfermedad, dice Dawson. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica digital Nature Medicine.
Fármaco en fase experimental
En un comunicado, la Universidad Johns Hopkins explica que el NLY01 actúa de forma similar a los compuestos que se administran para aumentar los niveles de glucemia de las personas que padecen diabetes mellitus.
Si bien los resultados de investigaciones previas en modelos animales habían permitido conjeturar el potencial neuroprotector de este tipo de fármacos contra la diabetes, no se había demostrado concretamente cómo funcionaba este mecanismo en el cerebro.
Con el objeto de descubrirlo, Dawson y su equipo ensayaron el fármaco NLY01 empleando tres tipos de células cerebrales de gran relevancia: los astrocitos, la microglía y las neuronas.
Los astrocitos, células de morfología estrellada que permiten la comunicación sináptica, cuando se convierten en reactivos debido a una señal química enviada por la microglía, se rebelan y comienzan a devorar los puntos de contacto de las células del cerebro, lo que, a su vez, produce la muerte neuronal.
En un experimento preliminar con células del cerebro humano reproducidas in vitro, el equipo de Dawson administró el NLY01 a la microglía humana y descubrió que la señal de activación no se producía y que los astrocitos no se convertían en células destructoras y lograban conservar su función neuroprotectora.
Después ensayaron la eficacia del fármaco en ratones que, por modificación genética, portaban una versión del párkinson.
Mal de Párkinson
En un primer experimento, el equipo de Dawson inyectó la proteína alfa-sinucleína, cuyo plegamiento se cree que es la causa principal del párkinson, a diez ratones, a quienes se les administró el NLY01 posteriormente.
Asimismo, los investigadores inyectaron la alfa-sinucleína en otro grupo de ratones similares, a quienes no se les administró el fármaco.
Este segundo grupo de ratones presentó un deterioro motor significativo en pruebas de conducta, mientras que los ratones tratados con el NLY01 conservaron tanto sus funciones físicas normales como las neuronas dopaminérgicas, una clara indicación del efecto protector del fármaco ante el desarrollo de la enfermedad de Párkinson.
En un segundo experimento, el equipo de investigadores estudió a un grupo de ratones que, por modificación genética, producían, de forma natural, una proteína alfa-sinucleína más análoga a la humana.
En condiciones normales, los ratones transgénicos debían morir en 387 días, pero el equipo de Dawson observó que el tratamiento con el NLY01 prolongó la supervivencia de los 20 ratones tratados con el fármaco en más de 120 días.
Tras realizar un análisis más exhaustivo, los investigadores advirtieron que el cerebro de los ratones tratados con el fármaco NLY01 presentaban pocos indicios de las características neurodegenerativas del párkinson.
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La enfermedad de Párkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva. Según la Fundación contra el Párkinson, esta enfermedad afecta aproximadamente a un millón de personas en EE.UU.