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Ferguson recuerda en paz y en silencio la muerte hace un año de Michael Brown
La paz y el silencio marcaron hoy el aniversario de la muerte del joven negro Michael Brown a manos de un policía blanco en Ferguson (Misuri, EE.UU.), un suceso que desató los peores disturbios raciales en décadas y abrió un nuevo capítulo en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Centenares de personas se congregaron hoy en Ferguson a las 12:02 hora local (17:02 GMT), la hora en la que fue asesinado el joven; y mantuvieron cuatro minutos y medio de silencio, por las horas que permaneció su cuerpo tendido en la calle tras fallecer. La conmemoración comenzó a las puertas de los apartamentos Canfield Green, donde falleció Brown, y prosiguió con una marcha sin incidentes por la avenida West Florissant, epicentro de las protestas que siguieron a la muerte del joven. Al final de la marcha, liderada por su padre Michael Brown Sr., se echaron a volar dos palomas. La muerte de Brown, hoy hace un año, situó en el centro del debate la violencia y discriminación policial contra los negros en Estados Unidos y supuso el nacimiento de un nuevo movimiento social bajo el lema "Black lives matter" ("Las vidas de los negros importan"). Durante todo el fin de semana ese movimiento mostró que sigue vivo no solo en Ferguson sino en otras ciudades estadounidenses, como Nueva York y Washington DC, donde pudieron verse marchas pacíficas para pedir el fin de la violencia policial contra los negros. En una manifestación de este sábado en Ferguson, el padre de Brown agradeció a los asistentes su lucha para que la muerte de su hijo no quedara "bajo la alfombra".De nuevo en las calles se volvieron a ver las camisetas que han marcado las marchas del movimiento que nació con la muerte de Brown, con mensajes como "Por favor, dejen de matarnos" o, el que es ya su grito emblema, "Manos arriba, no dispares". Brown fue asesinado con varios disparos por el agente blanco Darren Wilson en circunstancias por esclarecer, y cuando iba desarmado, pero un gran jurado decidió que no había pruebas suficientes para imputar al policía. Tampoco hubo cargos contra el agente involucrado en la muerte del también afroamericano Eric Garner, quien falleció en julio de 2014 tras ser inmovilizado con una llave ilegal y cuya hija asistió hoy a la marcha de Ferguson. Estos dos casos desencadenaron las mayores movilizaciones y forzaron al Gobierno de EE.UU. a situar la discriminación racial por parte de la policía entre las prioridades de la agenda. La ola de disturbios que desataron las muertes de Brown y Garner evocaron asimismo las violentas protestas raciales de los años sesenta y evidenciaron que el debate de la raza en Estados Unidos está lejos de haber sido superado. Desde la muerte de Brown la protesta racial se extendió iniciando en la pequeña localidad de Ferguson a más de 170 ciudades de todo EE.UU. con especial intensidad en Nueva York, Washington DC, y Los ngeles. La más trágica expresión de ese malestar fue el asesinato a tiros de dos policías neoyorquinos, Wenjian Liu y Rafael Ramos, el pasado 20 de diciembre por un negro que quería vengar a los ciudadanos negros fallecidos a manos de policías. El diagnóstico es unánime y coincide con el de hace medio siglo: tras décadas de lucha por los derechos civiles en EE.UU. persiste una desconfianza crónica entre la policía y las minorías. Los sucesos raciales de 2014 trajeron a la memoria colectiva otros similares, como el de Trayvon Martin: un adolescente afroamericano que murió en el estado de Florida hace dos años a manos del vigilante voluntario George Zimmerman, a quien un jurado declaró no culpable. Construir esa confianza entre Policía y minorías es uno de los grandes retos de Estados Unidos para el 2015, un año que tendrá que sanar las heridas reabiertas en 2014 en un país con una dura y demasiado reciente historia de discriminación racial.
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