Rachel Keke, una camarera de hotel de la cadena Ibis nacida en Costa de Marfil, está a punto de hacer historia en Francia y convertirse en la primera trabajadora de su sector elegida en la Asamblea Nacional.
"Allí hace falta gente de los trabajos invisibles, como los nuestros", cuenta a EFE la gobernanta, de 48 años.
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Este domingo, los ojos estarán puestos en la séptima circunscripción del departamento del Valle del Marne, al sur de París, donde Keke se jugará su última carta para ser diputada en un duelo ante una figura conocida en Francia, la franco-rumana Roxana Maracineanu, que entre 2018 y mayo de 2022 fue ministra de Deportes con Emmanuel Macron.
La empleada de la limpieza parte con cierta ventaja. En un departamento en el que alternan la localidades de renta media-alta con otras de baja, la integrante de la coalición de izquierdas Nupes ganó la primera vuelta el 12 de junio con un 37,22 % de los votos, frente al 23,77 % de la antigua de medallista olímpica en natación.
"En la Asamblea Nacional hace falta gente que viva en el terreno, como yo, a los que nos pagan mal, a los que nos cuesta llegar al fin del mes", indica esta mujer que llegó a Francia en su juventud y que obtuvo la nacionalidad hace siete años.
La inmensa mayoría de los 577 diputados son licenciados, y una buena parte ha estudiado en centros de elite como la Escuela Nacional de Administración (ENA).
Experiencia en la acción política
Keke rompe con esos estereotipos. Desde que su candidatura se oficializó, lleva unas semanas de vértigo, entre desplazamientos de campaña, mítines y las decenas de solicitudes de entrevistas que recibe, de Francia y del extranjero. Sin embargo, no es una novicia en la lucha política.
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Como camarera de hotel en el Ibis de Batignolles, en París, lideró una huelga sin precedentes en el sector de 22 meses, entre 2019 y 2021. La movilización logró torcer el brazo del grupo Accor, propietario de esa cadena. Gracias a esa movilización, Keke y una veintena de compañeras han tenido un aumento salarial y mejoras en las condiciones laborales.
"Estamos en buena posición para ganar (la segunda vuelta), para hablar de nuestra situación allí donde es más necesario, porque la Asamblea Nacional es la voz del pueblo", afirma.
La candidata, que dentro de la alianza Nupes representa al partido La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, tiene una inspiradora historia. Emigró desde su Costa de Marfil natal en 1999, después del golpe de Estado en el país africano, y trabajó primero como peluquera, luego como cajera, más tarde como auxiliar de personas mayores y por último como camarera de hotel.
Esa profesión precaria le abrió los ojos sobre las desigualdades. Llegó a limpiar hasta 40 cuartos por día. Después de 15 años en el sector, ascendió a gobernanta y pasó a coordinar las tareas de limpieza de hasta un centenar de habitaciones.
Keke ha sido, además, madre de seis hijos; uno de ellos falleció. Actualmente, vive en Chevilly-Larue con su hermana pequeña.
En uno de sus últimos actos de campaña, celebrado en la ciudad de Fresnes, la aspirante a la Asamblea realizó un puerta a puerta para escuchar las preocupaciones de los vecinos.
"La gente -relata- me ha hablado de la vivienda, de los parques para los niños (...) Nos vamos a organizar e intentar de encontrar soluciones".
En uno de los barrios más desfavorecidos de Fresnes, Keke visitó un conservatorio, una plazoleta, un bloque de edificios y convenció a una indecisa, todo bajo la curiosa mirada de los medios en un caluroso día de junio.
¿Un diputado panadero?
Stéphane Ravacley, de 50 años, es otro candidato a la Asamblea con un perfil sui generis. Panadero de la ciudad de Besancon (noreste de Francia), parte con ventaja para ganar la segunda circunscripción del departamento de Doubs representando también a la Nupes.
Ravacley se hizo famoso por su batalla, que incluyó una huelga de hambre de diez días, para poder regularizar a su aprendiz guineano. El panadero obtuvo en la primera vuelta el 32,51 % de los votos, por delante del candidato macronista Eric Alauzet (31,36 %).