La OMS advierte que la próxima pandemia será más mortal; instan a los gobiernos a estar preparados
La emergencia sanitaria por Covid-19 terminó oficialmente el pasado 5 de mayo de 2023.
Desde 2019 hasta 2023, el coronavirus provocó más de 600 millones de casos en el mundo y más de 6,8 millones de muertos; algo que modificó la estructura de familias, sociedades y economías.
Es para evitar esta crisis que el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Gebreyesus, instó esta semana a los líderes mundiales a invertir en estrategias de prevención que frenen el desarrollo de una posible pandemia: "cuando llegue la próxima pandemia, que lo hará, debemos estar preparados para responder de manera decisiva, colectiva y equitativa".
Las enfermedades no son las únicas amenazas que enfrenta la humanidad, sin embargo, el fin de la reciente experiencia pandémica puede provocar: por un lado, la fatiga y el descuido por parte de los gobiernos y de la población, o, por lo contrario, una mayor inversión en salud pública, en investigación y en planificación. Esta segunda opción es la que la OMS apoya en su discurso, que coincide al mismo tiempo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados para 2030.
Entérate de otras noticias: Visita nuestro sitio web
La organización ha señalado: "La pandemia nos ha desviado del rumbo, pero nos ha demostrado por qué los ODS deben seguir siendo nuestra estrella polar y por qué debemos perseguirlos con la misma urgencia y determinación con la que contrarrestamos la pandemia".
En línea con esto, destaca algunos de los avances que ha habido en materia de salud entre 2017 y 2022:
133 Estados miembros aumentaron o introdujeron un nuevo impuesto sanitario sobre los productos que perjudican la salud, incluidos el tabaco y las bebidas azucaradas. La OMS estableció un Consejo de Aceleración de la Vacuna contra la Tuberculosis a nivel ministerial, para llevar nuevas vacunas al mercado lo antes posible. En 2021, más de 1,5 millones de niños recibieron la vacuna contra la malaria en Ghana, Kenya y Malawi, lo que conllevó una reducción del 30% en la malaria grave y una caída del 10% en las muertes infantiles. Desde 2018, 477 millones de personas más disfrutan de los beneficios de la cobertura universal de salud.Estos logros son significativos, pero según la OMS no son suficientes sin estructuras eficaces que den respuestas a emergencias de todo tipo.
¿Qué podría ser el causal de tantas muertes?
Los expertos avisan de que pronto podría aparecer una nueva variante más letal del mismo virus o un patógeno desconocido que requiera de una acción inmediata y contundente, por ello apela a la comunidad internacional: "Si no hacemos los cambios que deben hacerse, ¿quién lo hará? Y si no los hacemos ahora, ¿cuándo?".
Frente a esta realidad, el riesgo no vendría por la covid sino por patógenos tan peligrosos como el que produce la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, una enfermedad transmitida por garrapatas que mata al 30% de las personas que hospitaliza, o el maldito ébola, letal para la mitad de los infectados, muy prevalente en determinadas zonas de África.
También el Marburg, uno de los patógenos más mortíferos que se conocen, con una tasa de letalidad del 88%.
La fiebre de Lassa, leve o asintomática en el 80% de los casos, mata entre el 1% y el 3% de las personas infectadas. Es endémica en algunas zonas de África Occidental y está también en el punto de mira de la OMS.
Son nueve patógenos sobre los que hay que tener mucho cuidado
Los nueve patógenos que la OMS tiene registrados y sobre los que recomienda extremar la precaución son el Zika, el ébola, la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), la fiebre de Lassa, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, el virus de Marburgo, la covid-19 y la 'enfermedad X'.
Estas nueve infecciones tienen en común la rapidez con la que se contagian y la alta tasa de mortalidad. Al igual que con la Covid-19, la propagación de cualquiera de ellas, con las posibles mutaciones genéticas, daría lugar a un colapso de los servicios sanitarios como el que se vivió hace dos años si los países no refuerzan su sanidad pública.